Pueblos indígenas: en lucha por la identidad

No debemos olvidar que la preservación del patrimonio cultural, histórico y natural es tarea de todos.

Montserrat Bonilla
Política
Nuestro país posee una gran riqueza cultural que se manifiesta tanto en el origen de los pueblos como en la variedad de lenguas y costumbres que definen, en su conjunto, nuestra identidad nacional.
Foto: Jesús García

Nuestro país posee una gran riqueza cultural que se manifiesta tanto en el origen de los pueblos como en la variedad de lenguas y costumbres que definen, en su conjunto, nuestra identidad nacional, por lo que frente a la discriminación que desde tiempos de la Conquista sufrieron las comunidades indígenas, México vive esfuerzos sin precedentes para sumarlas al desarrollo y garantizar su acceso a los recursos naturales que les corresponden.

Hoy la historia se escribe diferente: el interés, la conciencia y la participación de la sociedad civil construyen lazos de diálogo con esos pueblos para terminar con aquella época de exclusión social.

Y más allá de vencer las barreras de la discriminación, los especialistas señalan la importancia de la disposición de los recursos naturales y culturales con los que cuentan los indígenas en nuestro país.

Protección

La comunidad internacional, en el marco del Día Mundial de los Pueblos Indígenas (9 de agosto), insta a los gobiernos y a la sociedad civil al respeto y protección de los derechos de estos pueblos.


Entre ellos destacan la necesidad de una vida con dignidad, el mantenimiento de sus propias instituciones, culturas y tradiciones, así como la procuración libre y autónoma de su desarrollo económico, social y cultural a partir del uso libre de sus recursos.

En nuestro país, la Constitución Política reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y comunidades a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para decidir sus formas internas de organización social, económica, política y cultural; a aplicar sus propios sistemas normativos en la solución de conflictos internos y, sobre todo, a conservar y mejorar el hábitat y la integridad de sus tierras.

Todo ello requiere del entendimiento de “la otredad”, cuestión en la que la sociedad mexicana tiene mucho trabajo por hacer.

Gnova_Hamburgo.JPG

Puntos de partida

En la Constitución, así como desde instituciones públicas y la academia, México es reconocido como una nación multicultural y multiétnica que se sustenta en sus pueblos indígenas, lo cual conlleva grandes compromisos en todos los niveles.

En primer lugar, dice José del Val Blanco, director del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC) de la UNAM, debemos saber a ciencia cierta “cuál es el planteamiento de nuestros pueblos; qué entienden ellos como desarrollo propio; qué es lo que quieren como autonomía… Porque en realidad lo que conocemos son los discursos de los antropólogos y funcionarios”.


Pero también, rectificar el camino con el que hasta hace unos años, y con políticas públicas obsoletas, se trataba de hacer hincapié en el uso del español como única lengua, lo cual reiteró prácticas de discriminación y exclusión social en el acceso de servicios básicos como

educación y salud.

Hoy el reconocimiento de tales compromisos es muestra de una nueva era de vinculación con los intereses de nuestros pueblos indígenas: resultado de una lucha perenne de la sociedad civil, que a través de asociaciones, manifiestos, reuniones y foros de discusión ha despertado la conciencia de todos.

Insurgentes_Altadena.JPG

Acciones

Los especialistas afirman que es necesario llevar a cabo campañas de información en los medios de comunicación que promuevan el respeto a las diversas culturas, no sólo dirigidas a las sociedad en general, sino también a servidores públicos.

Por otra parte, es importante el reconocimiento y acogimiento de las identidades culturales de los pueblos y de las personas por parte del Estado a través de sus diferentes instituciones.

El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) y dependencias como la Secretaría de Salud (SSA), de Desarrollo Social (Sedesol) o de Educación Pública (SEP), han obtenido ya grandes logros.

En el ámbito de salud, por ejemplo, se ha trabajado para la prevención de enfermedades a través de campañas informativas en diferentes lenguas indígenas; se ha buscado la existencia de intérpretes en los centros de salud; y, sobre todo, una atención sanitaria con pertinencia cultural.

En el ámbito de la justicia no sólo se han creado las competencias laborales necesarias de vinculación y respeto a los derechos humanos de los indígenas, sino también la formación de intérpretes.

Incluso la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en su labor de promoción y difusión, impulsa actividades para que niños, mujeres y hombres indígenas reciban información sobre garantías individuales en su lengua, en particular sobre el derecho al uso y preservación de su lengua materna.

Insurgentes_Xola.JPG

Impacto

Eckart Boege escribe en El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México que debido a las prácticas ancestrales de los indígenas para el cuidado y preservación de los recursos estas comunidades son clave para generar un nuevo modelo de sociedad, donde se intenta afrontar una crisis de civilización y ambiental.

Sin embargo, es una estrategia que no puede implementarse si no cambia primero la percepción que tenemos de nuestras raíces.

Cecilio Solís, fundador de la Red Indígena de Turismo en México (RITA), explica que los pueblos indígenas están abiertos al desarrollo y la inversión privada, pero requieren ser vistos como sujetos y no objetos. “Soy un sujeto que puede aportar mucho a una planeación más integral y con ello crear un mejor proyecto”, menciona.

Y ejemplifica: “Tulúm es un pueblo pequeño de pescadores, que hasta hace 30 años era un paraíso. Contaba con una población muy pequeña y una riqueza paisajista, escénica, cultural y natural. Pero en menos de 20 años cualquier habitante pasó de ser dueño a ser jardinero de su territorio”.

Ello no implica que como representante de diversas empresas indígenas autosustentables y ecoturísticas él esté en contra de la iniciativa privada, pero “uno de los grandes problemas es la falta de incentivos económicos y la preparación y fortalecimiento de capacidades —por parte del Estado, como eje rector— y que obviamente nos ponen en desventaja en un mundo tan competitivo como puede ser el empresarial”.

Como RITA hay varios proyectos, creados desde la sociedad civil, para impulsar pequeñas y medianas empresas turísticas de las comunidades indígenas, aumentar las oportunidades económicas y promover la herencia cultural, señala Solís.

Insurgentes_BajaCalifornia.JPG

Por hacer

Los especialistas reconocen la importancia de la participación civil, no sólo de quienes se autodenominan defensores de los derechos humanos sino también de todos los mexicanos interesados en la preservación de la riqueza natural y cultural de nuestro país.

Por ende, primeramente instan al gobierno a detener la criminalización de quienes protestan y protegen esos derechos.

Asimismo, los entrevistados consideran imperante continuar el trabajo que se ha hecho para brindar a los indígenas suficientes herramientas para igualar el terreno; es decir, el desarrollo de capacidades —jurídicas, empresariales, mercadológicas— y el acceso a servicios básicos.

Londres_Amberes.JPG

Se trata de “alcanzar una dinámica en el que la iniciativa privada sea el detonante de empleos, pero donde el Estado se convierta en eje rector”, explica Solís.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) recomienda e aprobar una ley federal de consulta y consentimiento libre, previo e informado, conforme a los estándares internacionales establecidos en la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Aunado a ello, sugiere armonizar la Constitución y sus leyes con los instrumentos jurídicos internacionales de derechos humanos, así como reconocer a los pueblos indígenas como sujetos de derecho público.

Es así, que modificando políticas públicas para impulsar una mayor, más acelerada y mejor coordinada integración de los pueblos indígenas al desarrollo social, cultural y económico del país, México escribe una historia distinta en esta materia.