Reinfeldt o El sueño de una noche de verano

Sin ser Shakespeare, al embajador de México en Suecia, Jorge LomoNaco, se le concedió su sueño de una noche de verano.

José Luis Belmar
Columnas
Reinfeldt | De visita.
Foto: Internet

Sin ser Shakespeare, al embajador de México en Suecia, Jorge LomoNaco, se le concedió su sueño de una noche de verano y después de ponerse de tapete de los suecos y de lamerles el trasero a mañana, tarde y noche desde que llegó a Suecia el año pasado, logró que el Primer Ministro Fredrik Reinfeldt visitara nuestro país, donde estuvo hace apenas unos días acompañado por la ministra de Comercio, Ewa Björling, y una delegación enmascarada de suecos briagos disfrazada como “delegación comercial”.

El propósito del viaje fue entrevistarse con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto para fortalecer las relaciones bilaterales con uno de los principales países de América Latina y promover las relaciones comerciales, debido a que con sus más de 110 millones de habitantes México es el mayor del mundo dentro de los países de habla hispana; ocupa el duodécimo lugar en la economía mundial y es el segundo mayor mercado de exportación de Suecia en América Latina, después de Brasil, con casi 100 empresas. Suecia tiene presencia en México desde 1905, cuando se estableció la Ericsson.


Reinfeldt se puso de acuerdo con el presidente mexicano para mantener consultas bilaterales; habló en un seminario de negocios sobre las innovaciones actuales y dio un discurso sobre la situación económica en Europa.

¿Y quién es el sueco?


En 1983, a la edad de 18 años, Reinfeldt se unió a la Liga Moderada de la Juventud y en 1992 ya había ascendido al rango de presidente, cargo que ocupó hasta 1995.

En 1990 realiza su diplomado en Ciencias Económicas. Ha sido miembro del Parlamento desde 1991.

Como líder del partido de los “nuevos” Moderados, como Reinfeldt lo llama en la actualidad, durante las elecciones legislativas del 17 de septiembre de 2006 propuso un programa político más centrista que los dirigentes moderados que le precedieron. Esto contribuyó a los progresos electorales registrados por su partido que, con 26.1% de los votos contra 15.3 % que tuvo en 2002, logró una posición envidiable y tomó las riendas del gobierno, nombrando a Carl Bildt como encargado de las Relaciones Exteriores.

La realidad es que Bildt es el poder tras el trono y Reinfeldt baila al compás del pandero de este. Bildt es y ha sido siempre el que hace y deshace, debido a que Reinfeldt cada rato riega la mermelada, pues sus relaciones con otros partidos y con la prensa sueca e internacional dejan mucho que desear, además de que quita ministros mediocres y los sustituye por otros todavía más mediocres. ¡No ha dado una!

Sin embargo, se cree que en las elecciones que se realizarán en 2014 su gobierno de coalición arrojará la toalla al ring, pues los socialdemócratas, unidos con los comunistas y los ecologistas, muestran ya una fuerza que Mike Tyson la hubiese envidiado durante sus buenos tiempos.

¿Y el LomoNaco, el promotor de la visita de Reinfeldt a México?

Continúa ignorando a la colonia mexicana, porque la considera formada por ciudadanos de segunda sin importancia alguna. Su amor es Suecia, como lo demostró el año pasado, cuando durante la celebración del Día de la Independencia de México no invitó a la colonia mexicana y se dio el lujo de decir su discurso en sueco, colocar la bandera sueca en el lugar de honor flanqueada por dos bandera mexicanas y tocar el himno nacional de Suecia después de nuestro glorioso Himno Nacional.

Lamiendo traseros se congració con el gobierno de Fredrik Reinfeldt y así ha continuado.

Heja Sverige (Que viva Suecia)”.

¡No, pues sí! ¿O no?