Estados que quisieron independizarse: ¿cuándo y por qué?

La transición de un gobierno federalista a uno centralista impuesta por Antonio López de Santa Anna generó revueltas en Yucatán, Zacatecas, Tamaulipas, Nuevo León y Texas.

David Moreno
Todo menos politica
En la historia de México han existido intentos, algunos más exitosos que otros, para formar repúblicas independientes
Imagen: Diego Palos


Tras la propuesta del ejecutivo en la reforma hacendaria de homologar en 16% el IVA en la frontera, usuarios de redes sociales en Baja California y Chihuahua exigen “independizar” sus estados del resto del país.

Aunque la intención de las voces separatistas puede tratarse simplemente de una forma de ejercer presión para que los legisladores echen atrás la medida, en la historia de México sí han existido intentos, algunos más exitosos que otros, para formar repúblicas independientes.

La transición de un gobierno federalista a uno centralista impuesta por Antonio López de Santa Anna generó revueltas en Yucatán, Zacatecas, Tamaulipas, Nuevo León y Texas, que en ese entonces pertenecía a los Estados Unidos Mexicanos.

Texas

En 1835, muchos colonizadores angloamericanos y tejanos inconformes con la política centralista del entonces presidente, Antonio López de Santa Anna, formaron una nueva asamblea y un gobierno provisional para separar Texas del gobierno mexicano, de acuerdo a la Asociación Histórica del Estado de Texas.

Tras elaborar y firmar su propia Declaración de Independencia y Constitución, basadas en las de Estados Unidos, formaron la República de Texas y eligieron un presidente interino: David G. Burnet.

Santa Anna dirigió personalmente un ejército para acabar con la revuelta, y tras algunas victorias fue capturado en la batalla de San Jacinto, y obligado a firmar los tratados de Velasco, terminando la guerra y otorgando la independencia a Texas.

Luego de años de negociaciones, Estados Unidos aceptó integrar a Texas como uno de sus estados, dañando las relaciones diplomáticas con México e iniciando la guerra México-Americana que duró 2 años.

República de Río Grande

En 1838, Antonio Canales, un abogado nacido en Monterrey, proclamó en Ciudad Guerrero, la re-adopción de la Constitución de 1824, en oposición a la política centralista de Santa Anna y a sus “Siete Leyes”.

En un año ya se les habían unido los ciudadanos de Laredo, y gracias al bloqueo en los puertos mexicanos que mantenía Francia, los federalistas consiguieron tomar varias ciudades.

En marzo de 1839 Francia levantó el bloqueo a México y el gobierno centralista se enfocó en detener la revuelta, retomando las ciudades de Saltillo, Tampico, Monclova y Laredo, y obligando a los federalistas a retirarse al Río Nueces, donde buscaron el apoyo de la recién creada República de Texas.

El entonces presidente decidió permanecer neutral, pero les permitió reclutar texanos para su causa.

En 1840 proclamaron la República de Río Grande, que comprendía a Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Nombraron a Laredo como la capital e instalaron su edificio de gobierno en una pequeña casa que ahora funciona como el Museo de la República de Río Grande.

Tras sufrir una desastrosa derrota en Coahuila y perder a muchos de los rebeldes en enfrentamientos posteriores, Antonio Canales se rindió en Camargo, Tamaulipas, y la República de Río Grande llegó a su fin el 6 de noviembre de 1840.

República de Yucatán

En 1863 la Península de Yucatán abarcaba los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

Al igual que en Texas, Zacatecas, Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, la independencia de Yucatán se debió a la imposición del gobierno centralista de Santa Anna, que estaba poder a los estados, quitándoles los Congresos y sustituyéndolos por juntas departamentales, de acuerdo a la página del Gobierno de Mérida.

A raíz de las “Siete Leyes” de Santa Anna, surgieron dos partidos en Yucatán: uno dirigido por Miguel Barbachano y Tarrazo, que quería la independencia, y otro dirigido por Santiago Méndez Ibarra, que buscaba la reincorporación de Yucatán a México.

Los yucatecos proclamaron su Constitución y su Independencia, por lo que Santa Anna invadió la península y tomó varias ciudades, pero no las principales: Mérida y Campeche.

Al verse derrotado en lo militar, el presidente de México bloqueó los puertos de la República de Yucatán, anulando el comercio en la zona.

Barbachano, quien en ese momento gobernaba, accedió llegar a un acuerdo con Santa Anna, y Yucatán volvió a formar parte de México, con facultades que los demás estados no tenían.

Cuando el siguiente presidente de México, José Joaquín de Herrera decretó que Yucatán no contaría más con leyes excepcionales, el estado se separó de nuevo del país.

El segundo intento separatista llegó a su fin cuando tras la guerra de castas, Barbachano pidió ayuda económica y militar al presidente para detener la revuelta de la población maya contra la población blanca y mestiza, ofreciendo a cambio la reincorporación del estado.

Zacatecas

Si bien Zacatecas nunca se proclamó como república, sí se negó a reconocer las leyes centralistas de Santa Anna, y por lo tanto a su gobierno.

El presidente de México inició la agresión militar contra Zacatecas en 1835 y la derrota del estado llegó en mayo de ese mismo año.

La revuelta de Zacatecas fue apaciguada rápidamente sobre todo a la división interna entre el gobernador Manuel González Cosío y el ex gobernador García Salinas, pues el primero insistía en luchar y el segundo en negociar.

Además, por un lado la milicia y el Congreso coincidían en desconocer el decreto de reforma de Santa Anna, mientras que por el otro el ayuntamiento de Aguascalientes amenazó con disolverse si el estado participaba en una guerra.

Tras la derrota de Zacatecas, el presidente de México quitó Aguascalientes al estado y formó una nueva entidad.