Nobel de la Paz: caravana con sombrero ajeno

El próximo 10 de diciembre en Oslo, Noruega, se hará entrega del premio Nobel de la Paz 2013 a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).

José Luis Belmar
Columnas
Un experto en armas químicas de la OPAQ en Siria
Foto: AP

El próximo 10 de diciembre en Oslo, Noruega, se hará entrega del premio Nobel de la Paz 2013 a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), con lo que el Comité Nobel Noruego muestra una vez más que no tiene la menor idea de a quién ungir con el galardón ni por qué hacerlo, como sucedió con Obama, Carter, Arafat, Kissinger, Mattari y otros en el pasado.

Después de la regada de pinole que hicieron hace un año, cuando se les ocurrió otorgar el premio a la Unión Europea, el reconocimiento hecho por el Comité en honor de la OPAQ lo único que hace es disipar el valor del Nobel de la Paz y la atención que este recibe.

Si tomamos en cuenta la verdadera importancia de la paz y a aquellos que la promueven diariamente en un magno intento por salvar millones y millones de vidas alrededor del mundo, lo único que se puede esperar es que el comité deje de desayunar, comer y cenar con Mary Juana y se dedique a revaluar su enfoque para el premio de 2014.

Para dejar las cosas bien claras: la OPAQ es una valiosa organización que realiza una importantísima labor en la destrucción del arsenal químico de Siria. Las armas representan un grave peligro para civiles inocentes en Siria y donde quiera. Y los individuos responsables de eliminarlas en forma segura, merecen gratitud y elogio.

Sin embargo, es necesario hacer hincapié en que la OPAQ no fue fundamental en la cadena de eventos que hicieron posible su trabajo en Siria. Los eventos clave fueron el ingreso de Siria a de la Convención de Armas Químicas y el acuerdo ruso-estadunidense para manejar el proceso dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Mensajes

Luego entonces los noruegos ignoraron tranquilamente a los verdaderos responsables de todo: Bashar al-Assad, Vladimir Putin, Barack Obama y sus diplomáticos y consejeros. Solo después de sus selecciones y acciones fue que el problema de las armas químicas de Siria cayó en el regazo de la OPAQ y su cuerpo administrativo.

En palabras llanas: el Comité Nobel Noruego regó la sopa y la OPAQ hizo caravana con sombrero ajeno, pues lo único que ha estado haciendo es su trabajo y nada más que su trabajo.

Es difícil entender por qué los noruegos no escogieron otro recipiente. Existen otras amenazas reales en el mundo fuera de Siria, algunas de las cuales afectan a más gente que la guerra civil de este país. Además, hay muchos líderes y civiles valientes que trabajan para enfrentarlas. Una buena variedad de estos han aparecido en los medios de comunicación de masas.

A fin de cuentas, el comité puede estar tratando de enviar mensajes por medio de sus selecciones. A lo mejor sus miembros querían hacer una declaración sobre Siria, pero no pudieron identificar a un individuo. Así es que le regalaron el premio a la OPAQ, la que ofrece el máximo de claridad en el mensaje, pero no de la inspiración o excitación que hizo al Nobel de la Paz tan internacionalmente significativo en el pasado.

El Comité Nobel Noruego ha enviado mensajes equivocados durante varios años ya. El premio Nobel de la Paz continúa en una caída libre de la que solo se levantará si selecciona gente y no grupos. Solo así Noruega y su comité enviarán mensajes con verdadero impacto porque, oiga usted, eso de hacer a un lado lo que hicieron Al-Assad, Putin y Obama es como para ponerse a pensar si los noruegos no son en realidad suecos que se hacen los suecos…

¿O no?