Las dificultades que implicaría la reestructuración total del sistema electoral nacional, como el elevado costo económico que conllevaría la desaparición de los institutos y tribunales electorales locales, sumado a los problemas que se generarían por el manejo centralista de los comicios en el país, propicia que el gobierno federal replantee a los partidos políticos el acuerdo inicial de crear un Instituto Nacional de Elecciones (INE) en sustitución del Instituto Federal Electoral (IFE).
El nuevo esquema que representantes gubernamentales ya negocian con legisladores de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) es un modelo “semicentralizado” o “intermedio”, en el que permanecerían los órganos y tribunales estatales, en tanto que la designación de los titulares de esos órganos estaría a cargo de un Consejo General federal.
Este cambio de último momento dentro de las negociaciones que mantienen partidos y gobierno para tratar de sacar adelante la reforma político-electoral, da un giro inesperado dentro de los acuerdos que establecieron hace casi un año, cuando se comprometieron a crear una autoridad electoral de carácter nacional y una legislación única, que se encargarían tanto de las elecciones federales como de las estatales y municipales.
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