Antidepresivo: Asesino en serie de la siquiatría

Actualmente 79% de los pacientes toma antidepresivos que han sido recetados por sus médicos de atención primaria.

José Luis Belmar
Pendiente
Actualmente 79% de los pacientes toma antidepresivos que han sido recetados por sus médicos de atención primaria.
Foto: Creative Commons

Todavía se sigue comentando el “suicidio” de Robin Williams el pasado 12 de agosto, porque nadie sabe con seguridad si fue suicidio o fue asesinato a manos de los antidepresivos a que lo sometieron sus “siquiatras” con tal de “curar” a Robin de sus depresiones y sacarle más lana.

Otro icono estadunidense, Ernest Hemingway, se suicidó en 1961 después de haber sido dado de alta en el centro siquiátrico de la Clínica Mayo, donde lo habían atiborrado de drogas de todos tamaños, colores y sabores, además de una intensa terapia por electrochoque.

¿Cuál es el común denominador entre estos dos suicidios y miles más en todo el mundo, de gente famosa y no famosa, además de todos los actos de violencia que se cometen decenas de veces previos a un suicidio? Pues las pilladoras que son recetadas por médicos primarios, siquiatras y seudosiquiatras, con las que aumentan sus cuentas bancarias y con las que ayudan a las farmacéuticas que las fabrican.

Destajo


El asesino en serie es el antidepresivo que es recetado principalmente por los médicos primarios, quienes han sido el enfoque principal de comercialización de las compañías farmacéuticas que fabrican los antidepresivos.

Actualmente 79% de los pacientes toma antidepresivos que han sido recetados por sus médicos de atención primaria.

Debido a sus horarios tan saturados, estos médicos son extremadamente dependientes a los detalles de los medicamentos que les son otorgados por los representantes de las compañías farmacéuticas, quienes cada vez más son mujeres jóvenes y atractivas. ¿Cómo la ven?

Al mismo tiempo los siquiatras trabajan a destajo para ocultar la verdad más importante de todas: que las drogas que prescriben provocan violencia y al mismo tiempo introducen esas drogas en la sociedad.

Resulta alarmante la cantidad de pruebas en torno de los graves riesgos para la vida que significa la medicación de pacientes con problemas emocionales, sin embargo en el mundo entero siguen recetando antidepresivos con efectos fatales, “ignorando” las muy conocidas ligas entre la prescripción de las drogas y la violencia, la tendencia al suicidio, la demencia y los pensamientos iniciales y acciones.

En 1995, durante una conferencia de científicos de los países nórdicos, se informó que los nuevos antidepresivos tenían un efecto estimulante similar al de las anfetaminas y las personas que las consumen podían volverse “agresivas” o “tener alucinaciones o pensamientos suicidas”.

David Healy, profesor de Siquiatría de la Universidad de Bangor en Gran Bretaña, científico experto en la investigación de la contribución de antidepresivos al suicidio, comenta: “Las farmacéuticas han secuestrado el cuidado médico en Estados Unidos y los resultados ponen en peligro la vida.

Mucha gente sabe que los antidepresivos tienen un texto de advertencia de que pueden causar pensamientos suicidas, pero muchos no saben que los antisicóticos también causan estos efectos secundarios.

Menos conocido es que una diversidad de drogas como las estatinas, contra el acné, para bajar de peso, para dejar de fumar y contra el asma, también están ligadas al suicidio”.

Cada día que pasa, y a un elevado costo, la industria siquiátrica prescribe nuevas recetas contra la incapacidad, la violencia, el asesinato y el suicidio. Las consecuencias están a la orden del día: más de todo.

Los siquiatras ayudan a crear comportamientos violentos y suicidas... e incluso crean asesinos.