El derrame en los ríos Sonora y Bacanuchi es sin duda algo muy grave en términos económicos y medioambientales, pero catalogarlo como la tragedia más grave de la historia minera del país es exagerado: en este caso de las 22 mil personas que viven en municipios colindantes tan solo se vieron afectadas en su salud ocho, por lo que contrastado con la explosión de dos minas en 1969 en Barroterán, Coahuila, donde murieron 153 personas, simple y sencillamente no tiene comparación.
Y mire que esas ocho personas afectadas recibieron atención ambulatoria por padecimientos en la piel y una tuvo que ser hospitalizada.
Qué bien que las autoridades exijan el saneamiento completo, la protección a la población y auditorías para que incidentes de esta magnitud no vuelvan a ocurrir e independientemente de que se cuestione severamente a Grupo México por lo sucedido en el río Sonora, está lejos de ser la tragedia más grave de la historia minera y afirmarlo es no tener sentido de las proporciones.
Lo menos que puede exigirse a la empresa es que la reparación del daño sea absoluta. Los trabajos para ello han empezado y es importante no perderlos de vista. Y que las exigencias sean a partir de un análisis objetivo, técnico, no caer en el amarillismo y el despropósito. ¿No cree?
Justicia dulce
Le cuento que el Senado de la República aprobó un punto de acuerdo promovido por el senador priista José Francisco Yunes Zorrilla, que exhorta al Ejecutivo federal a impulsar acciones compensatorias ante la resolución arancelaria de hasta 17% impuesta por Estados Unidos a las exportaciones de azúcar mexicana bajo la acusación de presuntos subsidios.
El punto de acuerdo pide a la Secretaría de Economía analizar mecanismos legales apropiados para detener las importaciones de jarabe de maíz de alta fructuosa, que se utiliza en la industria del refresco y las golosinas, en caso de que Estados Unidos cierre su mercado al azúcar mexicana.
Tan en igualdad productiva estamos que en los últimos cinco años se han importado a México en promedio 1.1 millones de toneladas anuales de jarabe de fructosa proveniente de Estados Unidos, y como contrapartida México ha exportado un promedio de 1.3 millones de toneladas anuales de azúcar a Estados Unidos… ¡Cancha pareja, gringos!
Y como estilo mata carita…
Bajo el lema Diáspora mexicana, el talento que voló al norte, el empresario José Galicot Behar presentó en el Senado de la Republica la tercera edición de Tijuana Innovadora en compañía de líderes del sector empresarial, político y social. Tomando como tema central la diáspora mexicana, la más alta a nivel mundial que se concentra en Estados Unidos con casi 25 millones de connacionales, Tijuana Innovadora busca realizar un homenaje a todas esas personas que se trasladan constantemente y a las personalidades que con su trabajo han destacado en el extranjero y hoy regresan para aportar a México su experiencia y conocimiento… ¡Excelente iniciativa!