Córdova y la historia política

El fallecimiento del historiador político Arnaldo Córdova no ha derivado en una revisión de sus aportaciones a la teoría política mexicana.

Carlos Ramírez
Columnas
Cárdenas fundó el partido corporativista de masas
Foto: Creative Commons

El fallecimiento del historiador político Arnaldo Córdova no ha derivado en una revisión de sus aportaciones a la teoría política mexicana. No es nada nuevo: la clase política se mueve sin memoria ni historia y los intelectuales a veces ni siquiera se preocupan por sus claustros.

La revista De Política, órgano de la Asociación Mexicana de Ciencia Política (Amecip), presentó su número 2 en su congreso en la Universidad Autónoma del Estado de México —del 11 al 13 de septiembre pasados— y en sus páginas recoge un ensayo interesante de Córdova: Lázaro Cárdenas: la institucionalización del liderazgo de masas.

El texto no pudo ser más oportuno, ahora que se revive el espíritu de Cárdenas en torno de la reforma energética, aunque con más sentimentalismo que con sentido político e ideológico. En la reorganización del Partido Nacional Revolucionario y su presentación como Partido de la Revolución Mexicana (PRM) el 30 de marzo de 1938, apenas dos semanas después de la expropiación petrolera, Cárdenas fundó el partido corporativista de masas y de hecho consolidó el sistema presidencialista que ideó Benito Juárez, operó Porfirio Díaz y acaudillaron Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles.

La estructura corporativa del partido del Estado subordinada al poder unipersonal del presidente de la República ha sido la penuria de la democracia mexicana hasta la fecha.

En La política de masas del cardenismo Córdova encontró la clave de las razones por las cuales los trabajadores mexicanos no podían potenciar el ideal de sistema socialista pensado por Cárdenas en el PRM: la CTM fue una estructura para cohesionar a la clase trabajadora como organización y no como clase.

A fin de cuentas, como señaló otra de las aportaciones de Córdova a la teoría política mexicana, el modelo surgido de la Revolución Mexicana careció de una ideología como lo asumía la teoría marxista y fue justamente Córdova el que introdujo al comenzar los setenta la caracterización del sistema mexicano como populista, diríase que sin ideología formal.

Explicaciones

En este sentido el sistema político mexicano fue fundado desde el poder, sin ideología formal y a partir de la funcionalidad del Estado como el eje de tres propuestas: la cohesión de una instancia superior de autoridad, el espacio de aglutinamiento de los grupos revolucionarios y el promotor de las reformas sociales.

La estructura de masas del cardenismo, por tanto, estuvo atada no al funcionamiento radical del proletariado como clase sino a los mecanismos de control estatal y de subordinación a los intereses del Estado como el pivote de la actividad económica mixta. A pesar de las declaraciones formales a favor del socialismo y de la tarea primordial del PRM —antecedente del PRI— de llevar a México a una “sociedad socialista”, al final Cárdenas solo pudo sentar las bases del modelo de capitalismo monopolista de Estado.

La relectura de los libros y ensayos de Córdova —militante del Partido Comunista y del PRD fundado por ex priistas de la gelatinosa corriente autodenominada neocardenista— ayuda a explicar las razones del fracaso del PRD en el debate energético, a entender por qué la sociedad permaneció ajena a ese debate y a justificar la inmovilidad de la clase trabajadora para defender el legado cardenista.

Los políticos, los académicos y los intelectuales ideologizados le deben al país una revisión crítica del cardenismo… y de Arnaldo Córdova.