Texas, el mal vecino

El despliegue de casi mil elementos de la Guardia Nacional por parte del gobernador Rick Perry es una acción encaminada a la búsqueda de su posicionamiento hacia la candidatura presidencial republicana en 2016, aseguran analistas.

Ángel Hernández
Política
El despliegue de casi mil elementos de la Guardia Nacional por parte del gobernador Rick Perry es una acción encaminada a la búsqueda de su posicionamiento hacia la candidatura presidencial republicana en 2016, aseguran analistas.
Foto: NTX

El despliegue de casi 1,000 elementos de la Guardia Nacional por parte del gobernador Rick Perry es una acción encaminada a la búsqueda de su posicionamiento hacia la candidatura presidencial republicana en 2016, aseguran analistas.

En una relación bilateral estratégica como la que tienen México y Estados Unidos, con una extensa y no pocas veces conflictiva agenda común en temas como migración, seguridad fronteriza o distribución del agua, sin contar los acuerdos comerciales, el intenso intercambio de mercancías y el flujo de personas, la presencia de la Guardia Nacional en la frontera de Texas con nuestro país solicitada por el gobernador republicano Rick Perry recibió una enérgica condena del gobierno mexicano.

La utilización de esa fuerza militar por parte de Perry para reforzar la vigilancia a lo largo de línea divisoria con el territorio mexicano, con el argumento de evitar la entrada sobre todo de niños que viajan solos, es rechazada por México porque, en su opinión, “resulta irresponsable manipular el estado actual de la seguridad fronteriza con fines políticos”.

En efecto, para analistas, organizaciones de defensa de inmigrantes y funcionarios federales de ambos países el despliegue de casi mil elementos de la Guardia Nacional, que en los hechos significa una mayor militarización de la frontera, representa una acción encaminada a la búsqueda de posicionamiento del gobernador texano hacia la candidatura presidencial de su partido en 2016.

La utilización de nueva cuenta del tema migratorio con propósitos electorales en la Unión Americana, además de las fuertes críticas que genera tanto por parte de México como del gobierno del presidente Barack Obama —que se ha opuesto a las reiteradas peticiones del Partido Republicano para usar a la Guardia Nacional en la frontera—, es una muestra más del uso político de un tema como el de la seguridad fronteriza, a propósito del cual ambos países han reafirmado que se trata de un asunto de responsabilidad compartida.

Respuesta equivocada

La crisis humanitaria generada en Estados Unidos a mediados de año por la presencia de miles de niños indocumentados sin acompañamiento en la frontera sur de ese país —que ascendía a unos 57 mil en julio— dio el argumento buscado por el gobernador de Texas para solicitar el desplazamiento de la Guardia Nacional en la frontera con México.

Contrario a la preocupación manifestada por los gobiernos de México, Estados Unidos y los países centroamericanos de donde provenían los menores, Rick Perry insistió en que era necesario enviar a ese cuerpo militarizado a la frontera mexicana, con lo que se enviaría “un mensaje de fortaleza” para inhibir el paso de indocumentados.

La oposición generalizada al envió de tropas no fue un obstáculo para que el gobernador Perry continuara en su empeño del envío de un millar de elementos de la Guardia Nacional, quienes han tomado posesión en áreas estratégicas a lo largo de la línea divisoria con México, principalmente en la zona del Valle de Río Grande, en apoyo de la Patrulla Fronteriza.

Política inaceptable

El rechazo enérgico por parte de México no se hizo esperar. El presidente Enrique Peña Nieto condenó el uso de la Guardia Nacional en la frontera de Texas con México, acción que calificó como una política no aceptable y que no se inscribe en el espíritu de cordialidad y de buena amistad entre ambos países.

El mandatario mexicano destacó que esa medida se dio en un contexto contrario a lo que ocurre en otros estados de la Unión Americana donde se registran cambios con políticas más amigables para los inmigrantes.

Responsabilidad compartida

En su postura oficial el gobierno de México reiteró que el fenómeno migratorio debe ser atendido desde una perspectiva integral y regional, con una visión de mediano plazo y responsabilidad compartida que garantice la paz, inclusión y prosperidad en la región.

Golpe Mediático

El académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM Adolfo Laborde Carranco considera que la presencia de la Guardia Nacional en la línea divisoria entre Texas y México no avala la buena voluntad que debe haber entre los dos gobiernos para trabajar en el tema de los indocumentados y la crisis humanitaria que se presentó con los niños migrantes que viajan solos.

“Esta medida hay que verla como un posicionamiento político del gobernador Rick Perry, quien está apostando para aumentar su capital político y quiere tener un golpe mediático muy importante en la comunidad conservadora de Estados Unidos para generar simpatía y apoyo y contar más tarde con votos favorables ante una eventual carrera presidencial”, dice a Vértigo el especialista.

El profesor universitario califica de valiente la actitud asumida por el presidente Peña Nieto al condenar el uso de ese cuerpo militar en la frontera con México y recuerda que hay antecedentes del endurecimiento de la política migratoria, de la vigilancia en la frontera, del aumento de las deportaciones, a lo que se deben añadir los problemas que ha enfrentado el proceso legislativo de una eventual reforma migratoria.