Patriotismo

Muchas veces se ha sentenciado que parte de la crisis de las sociedades contemporáneas se debe a la retórica fórmula de la pérdida de valores.

Javier Oliva Posada
Columnas
Valores sociales
Foto: NTX

Muchas veces se ha sentenciado que parte de la crisis de las sociedades contemporáneas, incluyendo desde luego a la mexicana, se debe a la retórica fórmula de la pérdida de valores. Sin embargo poco o nada nos dice esa expresión, pues ni se menciona cuáles son los valores perdidos ni si lo que hay que hacer es retomarlos o crear otros.

El respeto, la lealtad, el honor, la honradez y una larga lista de valores que en su puesta en práctica se convierten en virtudes, tienen plena vigencia cuando buscamos construir una salida a los problemas, así como diseñar la siguiente etapa de desarrollo.

Ahora, en medio de una imprevista y violenta coyuntura observada en varias partes del país, resulta haber una dramática oportunidad para tomar decisiones que de fondo afecten el proceso de depredación que vive el Estado en varias partes de la República.

Dentro de los actores institucionales en el primer lugar de confianza ciudadana y de participación se encuentran las Fuerzas Armadas, adoctrinadas con la guía de los valores que las identifican y distinguen en la historia moderna de México.

Cuando leemos y escuchamos el dramatismo de enfrentamientos de soldados y marinos contra grupos de la delincuencia organizada, con frecuencia se hacen planteamientos maniqueos entre “buenos y malos”: me parece que ninguna duda hay de quiénes, careciendo de escrúpulos y cualquier sentido de humanidad, asesinan, violan, extorsionan, además de envenenar a niños y jóvenes al fomentar el consumo de enervantes.

La delincuencia no tiene ni practica ningún valor que promueva el sano crecimiento de los integrantes de las comunidades, sean rurales o urbanas.

Misión

Por su parte los integrantes de las Fuerzas Armadas, mediante el respaldo que implica el patriotismo, actúan en la abrumadora mayoría de los casos con un claro y comprometido sentido de lealtad a la sociedad y a las instituciones. Contener y someter a la criminalidad por casi diez años es una tarea que ha repercutido en la estructura educativa militar, por ejemplo, al incluirse en todos los cursos, escuelas y actividades el estudio y observancia de los derechos humanos.

Los resultados se observan en la disminución de poco más de 53% en las quejas interpuestas antes la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en el período enero de 2013-mayo de 2014.

El patriotismo practicado es lo que permite contar con Fuerzas Armadas dispuestas a corregir abusos e infracciones. Trabajar por el bien de la patria confiere un sentido de trascendencia, es decir, no se trabaja bajo la presión de la inmediatez que tienen otras actividades: el valor que infunde desplegar todos los días tanto recursos anímicos como materiales solo puede lograrse mediante el respaldo que da la necesaria construcción de la nación día con día.

Los delincuentes pueden practicar la lealtad a su organización, tener conductas de respecto a sus bases de identidad, pero no dejan de ser antivalores, pues no fomentan la construcción de medidas donde la salud, el bienestar, la aplicación de la ley, entre otras actividades, fortalezcan el sentido de sociedad.

Un militar actúa y es capaz de entregar la vida por la patria, por usted y su familia, a quienes no conoce, pero que a fuerza de representar la misión más alta es lo que hace de México una nación libre, independiente y soberana. Qué peligroso que nos hayamos alejado de estos argumentos, que ahora nos parezcan lejanos y poco relacionados con nuestro día a día.

Eso es lo que provoca que el sentido de patria se debilite… y con ello la fortaleza moral de la sociedad.