Sonidos y aromas de México

Cada día surgen iniciativas y propuestas novedosas que incluyen sitios de interés y alientan el contacto con la naturaleza. 

Yolanda Trejo
Todo menos politica
La comida mexicana está reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
Foto: Rex Pe / Creative Commons

La oferta turística de México es muy diversa. Cada día surgen iniciativas y propuestas novedosas que incluyen sitios de interés y alientan el contacto con la naturaleza. El viajero puede elegir entre diferentes tipos de recorrido: geográficos, históricos, de aventura, de descanso, biográficos, gastronómicos y musicales, entre otros.

Los operadores de turismo ofrecen atractivos paquetes donde el viajero puede vivir experiencias inolvidables y aprovechar al máximo su tiempo libre, ya sea visitando pequeñas comunidades, ciudades importantes o toda una región.


Por su parte, internet se ha convertido en una herramienta muy útil para obtener información sobre los principales destinos turísticos.

El turista actual ya no se conforma con recibir datos e información general de los sitios visitados sino que busca ir más allá de lo conocido, tener experiencias que involucren todos sus sentidos: disfrutar del colorido de una exposición artesanal, escuchar la melodía de un salterio, percibir el aroma de un platillo tradicional, saborear los componentes de una bebida típica y percibir el contacto de la brisa y la lluvia sobre el rostro.


Entre los eventos turísticos con mayor éxito están los festivales y encuentros musicales y/o artísticos organizados en diferentes escenarios: desde casas particulares y plazas públicas con poca infraestructura, hasta teatros y eventos de envergadura internacional como el Festival Internacional Cervantino.

En muchas ocasiones los eventos son gratuitos por estar vinculados a las fiestas patronales de una localidad o bien tienen un precio módico cuando se trata de ferias y festivales regionales.

Un atractivo importante en los recorridos turísticos es la gastronomía. Puede ser un complemento ideal o incluso el tema central del viaje. Hay celebraciones populares que atraen a miles de turistas por sus elementos tradicionales y gastronomía típica, como la celebración del Día de Muertos (1 y 2 de noviembre). En ambas fechas se preparan numerosos platillos para la ofrenda y la alumbrada en los cementerios.

También se organizan recorridos especiales para conocer las recetas tradicionales de una localidad y participar en degustaciones de alimentos y bebidas.

Durante todo el año las entidades federativas organizan concursos y festivales que ponderan la calidad y presentación de los platillos, la conservación de recetas antiguas y el valor nutricional de determinados productos: maíz, chile, amaranto, nopal, quelites… Hay ocasiones en que se combinan alimentos con bebidas típicas: pulque, tequila, mezcal…

Entre los eventos gastronómicos de mayor importancia están el Encuentro Gastronómico en Santiago de Anaya (Hidalgo), que se organiza anualmente con la participación de las cocineras tradicionales, y la Feria del Mole en Milpa Alta (Distrito Federal). Esta última ha cobrado especial significado, pues además de exhibir diferentes variedades de mole lleva a cabo un concurso donde participan jóvenes estudiantes de Gastronomía. El trabajo entre personas mayores y jóvenes chefs ha dado excelentes resultados y enriquecido el recetario tradicional.

Ecos del tiempo

Gracias a la evidencia que han dejado diferentes grupos culturales en su tránsito por México es posible conocer algunos de sus instrumentos musicales, el sonido que producían y las influencias e intercambios que se dieron entre los habitantes de diferentes regiones.

Del México prehispánico quedan evidencias de la importancia que se concedió a la música tanto en la vida cotidiana como en rituales y ceremonias. Es frecuente encontrar en los museos de sitio caracoles, cascabeles, silbatos y tambores de diferentes estilos y tamaños.

Entre los mexicas, pueblo guerrero, las percusiones de los tambores (especialmente del teponaxtli) permitían animar el combate, avisar a distancia del curso de los acontecimientos y amedrentar al enemigo. Asimismo, eran útiles para mantener alerta a los vigilantes por las noches y al enemigo consciente de que era vigilado.

Del siglo XVI al XVIII la Nueva España recibió la influencia musical e instrumentos procedentes de España, como la guitarra, el arpa y la unidad tamboril-flauta. Música y bailes se enriquecieron con elementos propios de los pueblos árabes y de los esclavos provenientes de África. Cabe mencionar que la influencia árabe también permeó el idioma español con el empleo de varios vocablos: alfiler, alpargata, alhaja, arracada, almena, azulejo…

Cambio de ritmo

El romanticismo propio del siglo XIX y la llegada de modas extranjeras se sintieron en las serenatas románticas y la interpretación de polkas. La Revolución Mexicana puso énfasis en los corridos que daban cuenta de las batallas y propagaban la vida y obra de los caudillos. En el México posrevolucionario floreció de manera especial la música de mariachi y la canción ranchera.

En la actualidad el catálogo de música popular mexicana es muy amplio. Algunas entidades federativas cultivan determinados géneros musicales. En Tlacotalpan (Veracruz) se lleva a cabo el “fandango jarocho”, que convoca a los pobladores y a los visitantes a bailar y escuchar la música de los jaraneros y los versos improvisados de decimeros que lanzan pícaras y animadas coplas. La ciudad de Yucatán ofrece veladas románticas de trova, donde se interpretan composiciones de autores de renombre como Guty Cárdenas, autor de Flor, Un rayito de sol y Golondrina viajera. El municipio de San Joaquín, en la región serrana de Querétaro, organiza anualmente el Concurso Nacional de Huapango. Si viaja a la ciudad de Guadalajara y poblados aledaños escuchará música de mariachi. Si recorre Chiapas escuchará las notas de la marimba. Y si se encuentra en el norte del territorio, música norteña interpretada con acordeón y redova.

La variedad musical es amplia: son, jarabe, danzón, paso doble…

El 15 de octubre el Festival Cumbre Tajín abrirá una convocatoria para premiar en 2015 el talento musical veracruzano. Una tradición interesante tiene lugar cada año en Tlacotalpan, Veracruz, al celebrarse el Encuentro de Jaraneros y Decimistas el 2 de febrero con motivo de los festejos a la Virgen de la Candelaria.

Herencia culinaria

La comida mexicana está reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Es una manifestación de nuestra cultura y un elemento de identidad. Sus ingredientes derivan de la comida prehispánica y de otros que se incorporaron a partir de la conquista española y de la llegada de personas y productos provenientes de Oriente y de África.

Los utensilios que se usan para comer se fueron transformando poco a poco: de los platos y ollas de barro cocido y decorado con sencillez, característicos de la época prehispánica, se pasó al uso de piezas de cerámica más elaborada y se adquirió un gusto por objetos de talavera, especialmente en la capital novohispana y en la ciudad de Puebla.

La explotación minera permitió la producción de objetos de plata que fueron sumamente apreciados por las familias adineradas y en las grandes catedrales.

El museo Franz Mayer, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, cuenta con una magnífica colección: custodias, incensarios, platos, copas…

En el siglo XVIII se elaboraron objetos de vidrio soplado: vasos, jarras y botellas decoradas con esmalte y oro en polvo. En esa misma época el comercio con Oriente trajo consigo la importación de especias y objetos de porcelana: tazas, mancerinas, salvillas, vajillas, tibores… Se generalizó la costumbre de beber chocolate.

Por su parte el siglo XIX vio nacer el gusto por tomar café y la apertura de sitios especiales donde, además de disfrutar la aromática bebida, se intercambiaban noticias de actualidad, se leía el periódico y se comentaban novedades literarias.

Olores y sabores

Viajar le permitirá conocer platillos, bebidas y postres regionales. La variedad es muy amplia dependiendo de la zona que visite: mariscos y pescados (en las zonas costeras), cabrito y machaca (en el norte), birria, enchiladas mineras y pozole (en la zona centro), cochinita pibil y pan de cazón (en el sudeste), etcétera. Para las ocasiones especiales: chiles en nogada, escamoles, panuchos, tasajo y pavo.

Cocinar es un arte, lo mismo que compartir los alimentos con familiares y amigos. Aproveche sus viajes por el territorio nacional para saborear los platillos típicos y disfrute de un tiempo genuino de convivencia. Le sugiero la lectura Breve historia de la comida mexicana, de Jesús Flores y Escalante.

¡Buen provecho!