Joumana Haddad: la furia y la rebeldía no son suficientes

Joumana Haddad es una de las 100 mujeres árabes más influyentes según la importante revista CEO Middle East.

Hector González
Modificar nuestra realidad
Foto: Creative Commons

Joumana Haddad es una de las 100 mujeres árabes más influyentes según la importante revista CEO Middle East. Traductora, poeta y activista, la libanesa viajó a Xalapa para participar en el Hay Festival y presentar su nuevo libro, Superman es árabe, donde realiza una reflexión crítica sobre el machismo.

—¿Qué tipo de realidad vive la mujer en el mundo árabe?

—No es fácil ser una mujer en el mundo árabe pero tampoco lo es en el mundo entero. A partir de que escribí Superman es árabe he recibido cartas de mujeres de todo el planeta comentándome que padecen una discriminación similar. Más que una revolución de las mujeres necesitamos una revolución del ser humano hacia un sentido más ético. La lucha por la dignidad, respeto y justicia debe ser igual: trabajando juntos podemos modificar esta realidad. Los hombres ganarían mucho si dejaran de tener como símbolo de virilidad la violencia y la agresión.

—Cuando habla de una revolución, ¿en qué términos la plantea?

—La furia y la rebeldía no son suficientes: necesitamos aprender y conocer nuestras opciones, y sin literatura no podemos conseguirlo. Cuando hablo de revolución siempre la ligo a la educación, no hay una sin la otra.

—Usted ha manifestado que buena parte del machismo tiene su origen en la religión…

—Las religiones monoteístas son de los principales motores del machismo. En su filosofía se ve a la mujer como un accesorio o una cosa. Claro que a veces se habla de respeto y tienen figuras femeninas importantes, pero no es suficiente. El hombre es quien manda y quien decide. Hay quienes me dicen que libros como laBiblia o el Corán fueron escritos hace mucho tiempo y es verdad, pero siguen siendo referencia. Yo no llamo a la gente al ateísmo, la fe es una elección personal, pero a nivel oficial o de gobierno la religión debe estar aparte.

—Pertenece a una generación de mujeres jóvenes. ¿Percibe un cambio en la forma de asumir su realidad?

—Por desgracia en el mundo árabe crece el poder de la religión como una reacción a lo que sucede. No podemos hablar de una tendencia hacia la independencia. Hay esfuerzos laicos pero carecen de la visibilidad suficiente como representar una posibilidad real para el futuro.

—¿Cómo ha sido su desarrollo intelectual y de figura pública dentro de su sociedad?

—Ha sido difícil pero no me quiero lamentar. Mi vida ha sido interesante y rica. Me gusta luchar por la justicia porque me hace sentir viva y que estoy contribuyendo para hacer de este mundo un sitio mejor. Prefiero mirar lo positivo pero he vivido todo lo que puedas imaginar: amenazas, insultos y la manera en que la sociedad te discrimina por ser una voz disidente. Muchas veces la misma sociedad te mira como un elemento peligroso.

Oasis

—¿Es fácil la circulación de sus libros?

—Sí. Por fortuna hay gente que me sigue o lee. Pero hay una forma de juicio oficial que intenta marginarme. Cuando una persona me agradece por decir lo que él o ella no puede encuentro la fuerza para seguir adelante.

—¿Qué opinión tiene de lo que sucede con el grupo Estado Islámico?

—En Líbano hay miedo por perder todo lo alcanzado. Mi país, a pesar de todo, es ahora un oasis de libertad y pensamiento. Esperamos no perder esas cosas. Lo que vemos con el Estado Islámico nos habla de la necesidad de salvar a los pueblos del poder negativo de las religiones y de cómo se han usado para controlar a las personas. Han matado a más hombres y violado a decenas de mujeres pero con menos visibilidad porque no son periodistas occidentales. Nos falta hablar de todo eso.