PRD: fracaso de opción de izquierda

La crisis de gobierno en Guerrero se mostró como el colapso de la opción de izquierda. Si el PRD estaba obligado a mostrar una alternancia de modos, éticas y sobre todo sensibilidades sociales, la estrategia de usar a priistas como candidatos no hizo más que priizar al PRD.

Carlos Ramírez
Columnas
Fracaso
Foto: NTX

La crisis de gobierno en Guerrero se mostró como el colapso de la opción de izquierda. Si el PRD estaba obligado a mostrar una alternancia de modos, éticas y sobre todo sensibilidades sociales, la estrategia de usar a priistas como candidatos no hizo más que priizar al PRD.

Pero la culpa no es de la tribu mayor de Los Chuchos, sino de la configuración misma del nacimiento del PRD en 1989.

El socialismo llegó a su mayor movilización en 1968, pero la represión desarticuló sus liderazgos: la legalización en 1978 trabó al Partido Comunista Mexicano en una tradición para la rebelión y en la falta de reflexión para el trabajo político legal.

La opción socialista-comunista funcionaba bien en la clandestinidad, pero no estaba hecha para la disputa legal. Los legisladores del PCM en el Parlamento hicieron su trabajo de crítica, pero el funcionamiento legislativo no daba más que para la discusión de plaza pública.

El PCM llegó a 1988 con otro nombre (Partido Socialista Unificado de México, y antes fue Partido Mexicano Socialista) y con otra mentalidad: los votos como opción comunista y socialista no llegaban a 10%, en tanto que al ex priista Cuauhtémoc Cárdenas le reconocieron a regañadientes 33% de los votos. Ante esa realidad, la izquierda marxista-comunista-socialista arrió sus banderas y le entregó su registro a Cárdenas para fundar el PRD.

Ahí se dio la gran derrota de la izquierda socialista a la que nunca pudo doblegar la represión. El PRD se definió como un PRI molusco, sin cuerpo óseo; si Lázaro Cárdenas había tenido la inteligencia política para crearle al partido la estructura corporativa de los sectores, el PRD medio rescató una ideología acomodaticia neopopulista y asistencialista. Del partido de la clase obrera del PCM se pasó al partido de las tribus. Al final de cuentas, el PRD nació con el objetivo cardenista de ser el PRI social y revolucionario.

Incapaz de crear sus cuadros dirigentes, el PRD comenzó a convertirse en gobierno cuando usó a priistas enojados con el PRI porque les negaron candidaturas. Ahí el PRD pasó de partido neopopulista a partido franquicia, y si como PRD carecía de una ideología de izquierda, con los priistas se redujo a un partido del oportunismo de cargo público. Eso sí, hubo que ver al salinista Marcelo Ebrard disfrazado de izquierda o al figueroísta Ángel Aguirre decir que él era de izquierda.

Herencia

Los priistas en cargos públicos bajo el registro del PRD no fueron sino gobernantes priistas. Los viejos cuadros del PCM vieron con espanto pero complicidad que el PRD ejercía el poder en nombre de la izquierda para favorecer al estilo político priista.

Ahí están los escritos, por ejemplo, de Pablo Gómez Álvarez, líder de la Juventud Comunista del PCM en 1968, defendiendo a Aguirre después de la represión de Iguala.

El problema no es Aguirre en Guerrero, ni Gabino Cué en Oaxaca ni Ebrard en la Línea 12 sino el hecho de que el PRD quedó en una franquicia electoral. La tribu de Los Chuchos convirtió al PRD en un Partido Socialista de los Trabajadores de Aguilar Talamantes y se olvidó de la herencia ideológica de Lázaro Cárdenas y obviamente de la historia política del PCM de la segunda mitad del siglo XX.

Aguirre liquidó al PRD como partido de izquierda. En Guerrero, el PRD se parece más al PRI de Rubén Figueroa que a la izquierda de Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas que apoyó el PCM.