Ayotzinapa: el PRD y la sociedad cínica

Si los partidos políticos son las piezas clave del sistema político, la crisis de los partidos configura una severa crisis del sistema.Y por consecuencia lógica la crisis de los partidos y del sistema deriva en el colapso del sistema de representación política como estructura del régimen de gobierno.

Carlos Ramírez
Columnas
Mitin del PRD
Foto: Especial

Si los partidos políticos son las piezas clave del sistema político, la crisis de los partidos configura una severa crisis del sistema.Y por consecuencia lógica la crisis de los partidos y del sistema deriva en el colapso del sistema de representación política como estructura del régimen de gobierno.

Y si una crisis en alguna de las estructuras de poder debe llevar a una reorganización de ese poder, en México volveremos a enfrentarnos a la excepcionalidad del absurdo: los votos masivos que nutren a los partidos no vienen del voto que califica resultados, sino de la dependencia de los votantes de los programas sociales asistencialistas.

La estructura de poder del viejo régimen vinculaba como masas afiliadas a los beneficiarios de la organización del sector corporativo: campesinos, clases medias, trabajadores… Hoy los partidos no son de masas afiliadas sino de masas dependientes del gasto social, usualmente dinero regalado y no capacitación para el desarrollo. Los partidos tienen a la sociedad como rehén del gasto.

Ahí se localiza uno de los puntos esenciales que explican el subdesarrollo mexicano: masas pasivas, sin capacitación y sin participación en el sistema productivo, masas a la espera de los subsidios. De hecho, los tres principales partidos no dependen del voto por conciencia de la sociedad sino del voto agradecido de sus masas dependientes.

Por eso el PRI no se preocupó demasiado de Tlatelolco, del 10 de junio y de otros actos de represión: porque los votos no fueron de castigo; eso sí, cuando ya no pudo sostener su política asistencialista por la crisis de 1995 y tuvo que tomar decisiones que empobrecieron a la población media y baja, el PRI perdió el poder.

La política asistencialista entonces pasó al PRD: su política social consiste en regalar dinero y por tanto asegurar los votos. Por eso la corrupción, la ineficacia y la represión no dañarán el voto perredista; por eso, pues, el PRD podría volver a ganar en Guerrero y el DF. Lo mismo ocurre en el PRI y en el PAN. Eso sí: el PRD perderá elecciones cuando deje de regalar dinero.

La crisis en Ayotzinapa no debe medirse en función de la matanza de estudiantes normalistas equiparable a un Tlatelolco de la izquierda, sino en función de sus programas asistencialistas.

Subsidio

El gobernador perredista Zeferino Torreblanca hizo un gobierno represivo y corrupto, pero el PRD volvió a ganar con el priista Ángel Aguirre con fama de represivo y corrupto; los dos fincaron sus votos en los programas asistencialistas de dinero regalado.

Pero a pesar de ganar elecciones los partidos ya no garantizan la permeabilidad política, la representación social y el mejoramiento del sistema. Se trata de ganar el poder y de mantenerlo por cualquier vía. René Bejarano, como enviado de Andrés Manuel López Obrador, fue atrapado con las manos en las ligas y el PRD siguió manteniendo el control de masas en el DF y Bejarano siguió de líder.

En este contexto, los partidos seguirán ganando elecciones pero no mejorarán la calidad de la política. Y un sistema que representa sólo la corrupción y la represión tampoco es garantía de gobernabilidad.

Pero lo realmente grave de esta imagen de partidos-sociedad radica en el hecho de que los partidos han convertido a la mexicana en una sociedad cínica, que sólo espera el cheque del subsidio mensual sin importar la calidad de la política.