Arte para imaginar un mundo mejor

El objetivo del encuentro de documentales es mostrar que el arte es una forma de vida, un camino y una forma de conocer el mundo e imaginar otro mejor.

Isaac Caporal
Bienestar
El objetivo del encuentro de documentales es mostrar que el arte es una forma de vida, un camino y una forma de conocer el mundo e imaginar otro mejor.
Foto: Isaac Caporal

Artes.Docs es un encuentro de documentales de los procesos creativos, es el cuarto más grande del Mundo y el segundo más importante de Iberoamérica. Su director es el cineasta Juan Francisco Urrusti Alonso.

El objetivo del encuentro de documentales es mostrar que el arte es una forma de vida, un camino y una forma de conocer el mundo e imaginar otro mejor.

El encuentro lleva 4 ediciones, este año se realizó del 24 de octubre al 7 de noviembre.
Aunque este encuentro es el que muestra más documentales a nivel mundial, ha representado pérdidas económicas para su creador.


A pesar de las dificultades para realizar el encuentro, Urrusti piensa seguir adelante con él hasta consolidarlo y a hacerlo autosustentable.

Las pérdidas que ha sufrido al realizar el encuentro le afectan, pero está decidido a anteponer el cine y el arte.

Anteponer un bien común a los intereses propios lo aprendió por un personaje huichol con el que filmó 2 películas.

Fue en 1980. Una de sus amigas, Rocío Chavarría, le platicó a Urrusti sobre un curandero huichol de nombre Agustín Montoya, conocido como “Tapú”, que vivía entre Jalisco y Nayarit.

Urrusti se interesó en el personaje y en compañía de su amiga Rocío y el doctor Antonio Fernández Tequeño, viajaron a Guadalajara y de ahí emprendieron a Nayarit.

La aventura de conocer a “Tapú” fue difícil.

El viaje duró más de una semana, fueron 7 días de dar vueltas entre Jalisco y Nayarit sin encontrar a “Tapú”.

Era como dar vueltas en medio de la nada, contó Urrusti. Nadie sabía dónde vivía Tapú con exactitud, pues cada cierto tiempo se mudaba.

Durante la semana de búsqueda, cuando preguntaban por “Tapú”, les decían que se acababa de ir, que tenía 5 minutos de haberse ido, que había pasado ayer.

Ya ni creía que existiera” dijo Urrusti.

En esos 7 días, Urrusti fue picado por pulgas. Al séptimo día, cuando encontraron las cabañas de “Tapú”, Urrusti tenía fiebre muy alta, estaba hinchado por las picaduras y estaba en shock, y “Tapú”, un hombre de 80 años, estaba moribundo por una picadura de alacrán.

“Tapú” se negó a recibir a Urrustí, pues decía que él le había mandado al alarcán que le picó.
Urrustí pasó una noche en estado de shock, el doctor que lo acompañaba le inyectó medicina; los huicholes lo desnudaron y lo colocaron al lado de un rió, le aventaban agua fría, le daban nalgadas y cachetadas para que no se “fuera”.

Al día siguiente, Urrusti despertó por el fuerte calor que caía a plomo sobre él, cuando abrió los ojos se encontró arriba de un techó, lo había puesto ahí para mantenerlo lejos de las pulgas.

Al despertar también detectó un olor muy fuerte que golpeó su nariz. Él lo describe como el olor más horrible que jamás ha percibido.

El doctor que lo acompañaba le anunció que ese olor tan terrible sería su desayuno.

- Yo no voy a desayunar, dijo Urrusti.

- No es cualquier desayuno, contestó el doctor y lo llevó a donde estaba el olor.

Cunado llegaron a ese lugar, había dos fuegos. En el primero, “Tapú” ya lo esperaba, pero ninguno de los dos se vio a la cara. “Tapú” hizo una oración y después fueron al fuego del que se desprendía el desayuno.

En ese fuego había carnes en descomposición. La carne tenía gusanos a la vista y cosas verdes y negras.

- Te lo tienes que comer, esto es la medicina, dijo el doctor.

- No, yo no quiero medicina, contestó Urrusti.

Urrusti se pudo comer esa carne con muchas tortillas y mucho chile.

Cuando terminó, Urrusti se sintió liberado de una mala energía.

Esa energía le explicó “Tapú” era coraje puesto que los 2 se habían hecho daño.

Los huicholes le explicaron que “Tapú” significa “El Señor de las Pulgas”, y que “Tapú” había enviado a la pulgas a picar a Urrusti pues creía que le iba hacer daño y el alacrán que picó a “Tapú” era el animal protector de Urrusti.

Después de esa experiencia surgió una amistad entre “Tapú” y Urrusti e hicieron dos películas: Mara’came en 1982 y “Tapú, en 1994.

Al siguiente año, Urrusti regresó y vio que “Tapú” se levantaba todos los días antes del amanecer, encendía un fuego ritual y rezaba, primero por oraba por el mundo, para que se terminara la guerra y la pobreza, y después por él y su familia.

“Hacer documentales me ha dejado conocer grandes personajes como “Tapú”, y esa fue una gran enseñanza: anteponer un bien común al bien personal”, explicó Urrusti.

Esa enseñanza es la que quiere que prevalezca con el encuentro de documentales Artes.docs, para que éste sea una ventana importante para los trabajos de cineastas y artistas mexicanos.