"¿Será que soy inmune a todos los pecados?”

Cada tanto tiempo, a Miguel Bosé le da por reinventarse: uno de los artistas más camaleónicos de la música pop en español vuelve al redil de las giras y los conciertos con nuevo disco bajo el brazo, Amo, un material ligero pero cercano a su presente.

Hector González
Todo menos politica
Cada tanto tiempo, a Miguel Bosé le da por reinventarse: uno de los artistas más camaleónicos de la música pop en español vuelve al redil de las giras y los conciertos con nuevo disco bajo el brazo
Foto: Especial/Facebook Miguel Bosé

Cada tanto tiempo, a Miguel Bosé le da por reinventarse: uno de los artistas más camaleónicos de la música pop en español vuelve al redil de las giras y los conciertos con nuevo disco bajo el brazo, Amo, un material ligero pero cercano a su presente.

El hijo del torero Luis Miguel Dominguín y la actriz Lucía Bosé trae preocupaciones ambientales, pero sobre todo sociales. “Esta no es la España que quiero, ni el país que imaginé”, asegura.

Contrasta su percepción social con el buen momento que dice atravesar dentro de su vida personal. Al borde de los 60 años (tiene 58), el cantautor reconoce en entrevista haber llegado a un estado de plenitud: “Ahora que soy padre soltero estoy encantado, tengo tiempo para todo”.

Estrena disco y look

Bosé dice que “pasé casi dos años recluido. Cuando me pongo a componer me abandono mucho, paso meses donde el pelo y la barba crecen. Creo que mi look se parece a lo que he escrito, por eso me quedé así. No tenía el cabello largo desde hace doce años, con Sereno”.

—“Libre de amores, libre de temores”, canta en una canción. ¿Se puede vivir así?

—Claro que sí. Y se vive muy bien. Es una canción con mucha ironía y cinismo. ¿Florecerá todavía la primavera? ¿Será que soy inmune a todos los pecados? De repente no siento nada y me siento libre, respiro y el mundo se ilumina. Todos me llaman para cenar y puedo, igual si me invitan a un viaje. Ya no tengo ataduras. Enamorado se está muy bien, pero es un estado opiáceo: mientras estás así te debes a otra parte.

—¿Cómo se está mejor, sin temor o dominando el temor?

—Sin temor. Ya conozco la sensación; ya me enamoré y ya pasó. Ahora que soy padre soltero estoy encantado, tengo tiempo para todo. Nadie pretende mi exclusividad ni nada.

—¿Se siente de vuelta de la vida?

—No, la vida es muy larga; la vida sigue. Nadie debería decir “ya todo lo sé o lo he entendido”. Mi disco Amo habla de eso, de quien está dispuesto a descubrir y explorar. Si sientes que estás de vuelta mejor empieza a apartarte, porque estás fuera de la energía que te dará vitalidad. La vida es interminable hasta que termina.

Consecuencia

—¿Qué lo mueve para sacar un nuevo disco?

—Necesidad. Quienes pertenecemos al mundo de las ideas y creativo sentimos urgencias en contar cosas. Mi vehículo es la música y obedece a una necesidad similar a la de respirar.

—Sí se puede es una de sus canciones más politizadas…

—Por supuesto. Se inspiró en el telenoticiero y en la crisis política y económica de mi país. Es una canción donde no salvo a nadie de la clase política, pero tampoco al ciudadano, porque también es responsable. Lo que ahora vivimos es resultado de lo que hemos querido y, sobre todo, de lo que hemos permitido. La crisis es consecuencia de quien es activo, activista, pero también de quien es pasivo y decide no ir a votar.

—Contrasta la letra de la canción con el ritmo dance…

—Desde luego, es una canción de protesta dance. Primero vamos a cagarnos en los muertos con todo lo que sucede y después lo pensamos en frío. En todos mis álbumes siempre hay alguna canción que habla sobre lo que pasa. Ojalá que llegara un momento donde no fueran necesarias este tipo de canciones; pero creo que ese momento no lo veremos ni tú ni yo.

—¿Cómo se explica lo que pasa en España?

—La pregunta es: ¿qué no pasa en España? Cada tres días revienta algo. Acaba de pasar lo del ébola, en medio de la crisis y el padecimiento social de una política errónea, de una gestión equivocada que ha dejado desahuciado al ciudadano por parte de un Estado que se hace llamar patriota, a pesar de que traiciona a sus compatriotas. Se ha privatizado un sistema de educación y sanidad público ejemplar y que sirvió de ejemplo en Estados Unidos y Europa. Los sistemas de pensiones y de seguro de desempleo eran punta de lanza. Todo lo que los ciudadanos han pagado con sus impuestos lo han privatizado en un pis paz. Es terrible. A parte de ello la corrupción, la financiación de las bancas con dinero público, la violencia de género... Hay seis millones en paro, un niño de cada cuatro no come... Esta no es la España que quiero, ni es el país que imaginé. Esto es ciencia ficción, una pesadilla.

—¿Cómo recicla estas reflexiones desde la música pop?

—No se trata de sobrecargar a la gente. Los problemas están ahí. Mi necesidad cuando escribo canciones es de respirar en otros territorios, con otros personajes y otros paisajes. Y en medio de todo es tener el sarcasmo de hacer una canción de protesta dance. Si no bailamos salimos a la calle a matar, porque España ahora es un país sin alegría.

Diferencia

—¿Dónde es más usted: cuando compone, como padre, cuando cocina…?

—En todo lo que hago soy yo. A veces soy Miguel y a veces Bosé.

—¿Cuál es la diferencia entre uno y otro?

—Bosé está loco de remate, como una liebre, y necesita un bozal porque es un suicida que no tiene reglas; es un creativo que se cree inmortal, es un caballo desbocado. Y Miguel no es ni normal: es casi aburrido, con un huerto, una cocina y sus hijos. Un tipo que vive en pantuflas. Miguel le da la tierra a Bosé y este es el que paga las facturas. Así que tienen que convivir, aunque no se toleren el uno al otro.