¿Una aspirina para Afganistán?

Antes de que el represivo régimen de Talibán metiera sus garras, Kabul, la capital, era una ciudad cosmopolita.

José Luis Belmar
Columnas
Vida cotidiana en Afganistán
Foto: Especial

El pasado 5 de abril los afganos acudieron a las urnas para elegir, democráticamente, al nuevo presidente que sustituirá a Abdel al-Hamid Karzai, quien desde 2001 a la fecha mangonea un país que en alguna época de su historia tenía de todo, pero desde que metieron su nariz los rusos, después los talibanes y finalmente los gringos, no es más que tierra, cuevas, rocas y alguno que otro vestigio de lo que alguna vez fue un país hermoso.

Antes de que el represivo régimen de Talibán metiera sus garras, Kabul, la capital, era una ciudad cosmopolita. Las mujeres tenían la libertad de vestirse como querían, la afectuosidad se veía en público y carros relucientes rodaban por las calles donde hombres y mujeres se vestían al estilo occidente.

Las mujeres eran tratadas como seres humanos, la gente era libre y la música se escuchaba por doquier. Las niñas y jóvenes iban a las escuelas libremente. A la llegada del movimiento Talibán, las mujeres fueron oprimidas más allá de lo que uno puede imaginarse, la “burka” hizo su aparición, muchas veces mujeres fueron torturadas y asesinadas, la música fue prohibida y cualquier semblanza de libertad fue destruida. Kabul fue convertida en piedras y tierra; en una verdadera ruina cuando en otro tiempo era un hermoso país.

Además de que se dieron el lujo de derribar a cañonazos las monumentales estatuas de los Budas de Bamiyán, en la ruta de la seda, región donde habitan las personas de Afganistán. En un intento de eliminar los restos de la antigua civilización no islámica, los mismos talibanes también acabaron con su medio de vida. Ahora la mayoría de la población vive en cuevas.


La agencia Reuters revela que Karzai, en noviembre del 2013, informó que “los talibanes están más dispuestos que nunca para unirse al proceso de paz”. No creemos que eso sea posible. No está en sus genes. Son gente destructiva y retrógrada que hizo que Afganistán regresara a la Edad de Piedra.

La reconquista

Pero ¿es imposible reconquistar Afganistán? Hace 25 años que la ex Unión Soviética removió sus tropas de Afganistán. Estados Unidos está por hacerlo a finales de 2014, después de que su intento de eliminar el terrorismo y llevar la democracia han hasta ahora fracasado rotundamente.

Tanto los rusos como los gringos creyeron que podían llegar caminando e instalar un gobierno amistoso en un año. Ambos se embarcaron en guerras largas y costosas y al final los rusos tomaron las de Villadiego y los gringos realizarán pronto una “graciosa huida antes que una apasionada entrega” como decía mi amigo Luis Procuna.

La guerra de los soviéticos fue más sangrienta: dejó 1.5 millones de muertos en comparación con unos cien mil que dejan los muñecos uniformados de Obama y su CIA de cabecera. Pero la guerra actual ha sido mucho más cara, con el agravante de que se ha ganado menos.

Hace 25 años los soviéticos se retiraron dejando relativamente un régimen proSoviet, más o menos estable, el cual colapsó únicamente porque los soviéticos les cortaron el suministro de armas años después. Ahora, a 13 años de que Occidente se metiera en Afganistán para destruir Al-Qaeda y sacar a los talibanes, Estados Unidos y sus aliados están por retirarse sin haber logrado completamente ambos objetivos.

En 1963, el ex primer ministro británico Harold Macmillan entregó la batuta a Alec Doughal-Home y le dijo éstas sabias palabras: “Hijo mío, mientras no invadas Afganistán todo te irán bien”.

Qué lástima que nadie les dio el mismo consejo a Gorbachov, Bush y Blair.