Los malosos van ganando en el despiporre Iraquí

La situación en Irak se ha convertido ya en un más que perfecto Rosario de Amozoc. Los malosos están ganando terreno luego de capturar Mosul, en el norte, donde 30 mil “soldados” iraquíes entregaron sus armas y pusieron pies en polvorosa cuando se enfrentaron a no más de 800 militantes.

José Luis Belmar
Columnas
La situación en Irak se ha convertido ya en un más que perfecto Rosario de Amozoc.
Foto: Especial

La situación en Irak se ha convertido ya en un más que perfecto Rosario de Amozoc. Los malosos están ganando terreno luego de capturar Mosul, en el norte, donde 30 mil “soldados” iraquíes entregaron sus armas y pusieron pies en polvorosa cuando se enfrentaron a no más de 800 militantes.

¿Cómo es posible esto, que 30 mil huyan de 800?

La actuación del Ejército iraquí fue una fuente de vergüenza para los gringos, que han gastado billones de dólares entrenando y equipando a unos “soldaditos” de dibujos animados, quienes se quitaron sus uniformes y huyeron despavoridos ante la presencia de los atacantes de las fuerzas del Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIS).

Además, los “valientes soldados” del Ejército iraquí entregaron a los rebeldes helicópteros, aviones de carga, decenas de Humvees y ametralladoras y salieron huyendo como ratas mojadas de un barco a punto de hundirse en las profundidades del Océano Índico.


Yo aseguro que lo que ha sucedido es que los rebeldes están peleando con una fuerza moral totalmente desconocida por el Ejército iraquí. En términos futbolísticos, pelean por su camiseta.

“Para comprender la crisis iraquí debemos echar un vistazo a la cultura árabe y no ignorarla como lo hemos hecho en repetidas ocasiones”, declaró hace una semana el general Jonathan Shaw, quien fuera comandante de las fuerzas británicas en Basra, al sur de Irak.

Shaw agregó: “La desintegración del Ejercito iraquí frente al avance de fuerzas del ISIS, un grupo terrorista más peligroso y brutal que la misma Al-Qaeda, de donde surgió, no debe sorprendernos. El reto no está relacionado con el armamento o con el entrenamiento, como pensaron Barack Obama y los de la CIA cuando abandonaron Irak en 2011: el Ejército iraquí carece de los cimientos históricos y culturales que crean lealtad desinteresada y un espíritu de combate a toda prueba, mientras que las fuerzas del ISIS están imbuidas con una lealtad unificadora a borde del fanatismo”.

Irak es la creación de unas líneas impuestas en un mapa por los franceses y británicos después de la Primera Guerra Mundial. El reto, desde entonces, ha sido reunir los variados intereses y lealtades de gente dividida por religión, etnicidad y localidad; gente a su vez subdividida por tribus a las que les importa un comino unas líneas en un mapa. En la jerarquía de lealtades la más débil es hacia las instituciones.

La cultura de Irak no ha sido siempre tierra fértil para el extremismo religioso. En 2007 la guerra civil se acabó con el rechazo que los sunnies hicieron de Al-Qaeda, aliándose con el Estado de IraK gobernado por los chiitas. Juntos arrojaron a Al-Qaeda de la provincia de Ambar.

Tacos de lengua

Obama abrió la boca antes de pensar, como siempre lo hace, y declaró que Estados Unidos está dispuesto a ayudar. Sin embargo, la naturaleza de la ayuda estuvo muy bien definida por el vocero del Pentágono, almirante John Kirby, quien dejó bien claro que no era probable que EU se involucrara directamente en la batalla de Irak contra el ISIS.

“Esto es un asunto de las fuerzas de seguridad iraquíes y el gobierno de Irak”, dijo Kirby.

Y el que regó la sopa bien y bonito fue el “exquisito” de Tony Blair, quien declaró que el despiporre en Irak no es culpa ni de Estados Unidos ni de Gran Bretaña.

En otras palabras, que siga el descuajaringue que EU y GB iniciaron en 2003. ¿Por qué no?