El inglés a la conquista de Francia

Solo falta la música de fondo del himno nacional gringo para que el Parlamento francés apruebe una propuesta que permitirá a las universidades galas enseñar algunas materias en inglés.

José Luis Belmar
Columnas
Polémica educativa
Foto: Creative Commons, loco085

Solo falta la música de fondo del himno nacional gringo para que el Parlamento francés apruebe una propuesta que permitirá a las universidades galas enseñar algunas materias en inglés, aunque chillen y pataleen aquellos que consideran que es una traición contra la lengua nacional.

Cuando Geneviève Fioraso, la mandamasa de la educación superior, dio a conocer la propuesta dijo estar “muy complacida” y aseguró que la crítica hacia la ley era más “pose” que convicción y que provenía de gente de mente retardada, que no entendía a la Francia, “la tierra de la universalidad y el esclarecimiento”.


Los franceses son conocidos por hablar muy mal inglés y así no se pueden entender muy bien las “sugerencias” que les hace Barack Obama y por eso riegan la mermelada a cada rato, por lo que es urgente que mascullen bien el idioma shakesperiano, para bajarse mejor los jeans como lo hicieron con Estados Unidos, colaborando en la búsqueda del chismoso de Walter Snowden en el avión presidencial del mero mero de Bolivia, Evo Morales.

Si los franceses buscan mejorar su inglés para aprovecharlo y así mejorar su educación superior a nivel mundial, qué bien; pero yo —como mal pensado que siempre he sido— creo que quieren hablar mejor inglés para no regar el pinole cuando los gringos les indiquen cómo se matan pulgas cuando se invaden países extranjeros, se provocan conflictos mundiales, o cuando se persiguen “traidores” como Walter Snowden y Bradley Manning, a quien están juzgando en gringolandia para tatemarlo en la hoguera como una Juana de Arco cualquiera.

Sueños

Claro que también la realidad es que el hablar inglés podría hacer a los franceses menos tétricos y miserables, como asevera la académica de la Escuela Parisina de Economia, Claudia Senik.

Y yo me pregunto: “¿Por qué en un país donde trabajan 35 horas a la semana tienen largos periodos de vacaciones, magnífica cocina, guapérrimas mujeres, muy buen vino y un paisaje estupendo, se deprimen tanto a sí mismos sus habitantes?”

Pues porque quisieran pertenecer una vez más al mundo de la inteligencia y no pueden, porque simplemente no les cae el veinte. Tienen el coco cerrado.

La Senic asevera que para mejorar la felicidad del pueblo francés, el sistema escolar necesita cambiar. Es demasiado estricto y en la primaria los niños aprenden francés, historia y matemáticas, pero solo una hora de dibujo y dos horas de gimnasia. “Es ridículo. Necesita ser más multidimensional”.

Estoy de acuerdo. Necesita ser más multidimensional. Francia necesita refrescar sus conocimientos sobre guerras e invasiones, además de ponerse al día en lo del espionaje, derrocamiento e imposiciones de mandatarios y asesinatos masivos con drones teledirigidos, ayudados por Estados Unidos; pero para ello los franceses necesitan hablar mejor inglés y no el que mal aprendieron en la escuela primaria.

El parlamentario Jacques Mayard dijo: “La gente que habla más y más en un idioma extranjero pierde su identidad más y más”. Si se refería a los franceses, está pelas, pues tienen años de estar buscándola y no la encuentran, pues es como buscar una aguja en un pajar.

Así las cosas, a los franceses no les queda de otra. O hacen el intento de aprender bien a hablar inglés o se quedarán para siempre con sus sueños de grandeza al recordar el antiguo imperio invasor y la influencia que Francia tuvo alguna vez, porque el dominio estratégico de Estados Unidos ha reducido la posición de Francia en el mundo.

Hasta la vista, babies.