¿Y dónde quedó el oro alemán?

El mayúsculo jaloneo por el oro en las reservas de los países refuerza la sospecha de que la próxima moneda mundial, tras el inminente colapso del sistema monetario actual, estará respaldada en ese metal.

Guillermo Fárber
Columnas
Holanda ha repatriado 122.5 toneladas de Nueva York
Foto: Dmitry Rukhlenko

El mayúsculo jaloneo por el oro en las reservas de los países refuerza la sospecha de que la próxima moneda mundial, tras el inminente colapso del sistema monetario actual, estará respaldada en ese metal. ¿“Reliquia bárbara”? Mmm. Estos inocentes keynesianos continúan empacando dirigibles.

El caso del oro alemán es prístino. En enero de 2013 el Bundesbank, el banco central alemán, presionado por los ciudadanos alemanes anunció que quería repatriar a Alemania 674 toneladas de oro almacenadas en la Reserva Federal de Nueva York y en el Banco Central de Francia. El objetivo final era que para 2020 la mitad de las reservas de oro alemanas estuvieran almacenadas físicamente en las bóvedas del Bundesbank, en territorio alemán.

El traslado ha sido (muy) relativamente fluido desde París, pero se ha topado con una secuela inacabable de excusas absurdas en cuanto al oro procedente del número 9 de Liberty Street en Nueva York, bóveda de la Fed a 27 metros bajo el nivel de la calle, que casualmente está conectada por un túnel con el banco JP Morgan (pero qué casualidad, ¿no?).

A la fecha la operación anunciada ha sido un atronador fracaso: se han repatriado apenas cinco toneladas de oro de las ya miserables 300 prometidas (del total de mil 500 “guardadas”). Los pretextos han sido múltiples y ridículos, desde formales hasta logísticos.

Pero entretanto su vecina Holanda ha repatriado 122.5 toneladas de Nueva York. ¿Dónde quedaron los “problemas logísticos”? Otro antecedente: en la década de 2000 el Bundesbank repatrió 930 toneladas de oro alemán en poder del Banco de Inglaterra sin ningún “problema logístico”.

Cómplices y no víctimas

¿Qué está pasando ahí? Los políticos alemanes quieren hacerse pasar por víctimas de las perversidades de la Fed, pero hay indicios de que los propios banqueros alemanes (y sus políticos gatitos de Angora) están coludidos en el regateo.

Finalmente, el Bundesbank se quitó la careta: “Dijo mi mamá Merkel que siempre no quiere recuperar su oro”. Alemania ha decidido que su oro está a salvo en manos gringas.

“Los estadunidenses están cuidando adecuadamente nuestro oro”, afirmó Norbert Barthle, portavoz de temas presupuestarios del bloque Demócrata Cristiano de Angela Merkel en el Parlamento alemán. “No hay absolutamente ninguna razón para la desconfianza hacia EU”, añadió.

¿Y tan-tan, ahí acaba todo? Se me hace que no va a estar tan fácil. Para que países como Alemania recuperen sus lingotes de oro secuestrados en EU, ¿veremos una operación como la narrada en la película Die Hard III (1995, con Bruce Willis), en la cual un grupo criminal alemán roba el oro de la Reserva Federal de Nueva York?

Otra coincidencia curiosa ofrecida por el mundo del cine sobre las intrigas del oro en la estela de Goldfinger (1964, con Sean Connery). Sabemos que el arte siempre supera a la realidad, pero la verdad no creo que veamos algo así. Quizás algo menos estruendoso… pero aún más emocionante.