Agendas y tiempos encontrados

Enrique Peña Nieto, como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, realizó su primera visita de Estado como tal a Washington. 

Juan Gabriel Valencia
Columnas
Enrique Peña Nieto, como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, realizó su primera visita de Estado como tal a Washington.
Foto: Presidencia

Encuentros con Obama habían ocurrido previamente. Pero lo primero que llama la atención es que esta reunión se lleve a cabo dos años después de que el presidente de México hubiese tomado posesión y que a su vez el presidente Barack Obama esté a dos años de dejar el cargo, después de haber sido reelecto en 2012.

En el primer mandato del presidente Obama la relación con México fue cordial pero monotemática: las armas de Estados Unidos a México y los enervantes de México a aquel país. El saldo: una crisis mayúscula de seguridad en el vecino del sur y una cierta indiferencia en el vecino del norte.

Habiendo comenzado su segundo mandato casi simultáneamente con el sexenio mexicano, con diferencia de un mes, lo lógico es que Estados Unidos se hubiera inclinado por fortalecer, de arranque, una relación históricamente prioritaria para ambos países con una agenda diversa y compleja. No fue así.

Tuvieron que transcurrir dos años para que la reunión tuviese lugar y ya en un contexto muy, muy complicado. El mismo día de la cita en Washington se formalizaba en ambas Cámaras del Congreso de Estados Unidos una mayoría republicana adversa al presidente Obama y ya en plena campaña presidencial, abiertamente hacia la elección americana de 2016.

Una Presidencia de Obama debilitada a pesar de algunas decisiones más mediáticas que sustantivas, como su orden ejecutiva en materia migratoria —burocráticamente de acceso complejo—, expuesta a que en 2016 un presidente republicano le dé marcha atrás. La reanudación de relaciones diplomáticas con Cuba es sumamente difícil de instrumentar, en términos positivos, dado que la legislación norteamericana lo impide y no hay manera que con la actual conformación del Congreso Obama la pueda modificar.

Una Presidencia americana débil, distraída en la batalla de la política interior y en los problemas de política exterior en otros continentes como Europa y la crisis ucraniana o el avance del Estado Islámico en Siria e Irak.

Asimetrías

Podría decirse que México dejó de ser una prioridad para Estados Unidos. Más precisamente: durante el gobierno de Obama nunca lo fue.

Por el lado mexicano, y considerando que a la administración de Peña Nieto le restan cuatro años, sin duda lo prioritario es encontrar la cooperación de Estados Unidos para poner a las reformas estructurales en acción.

Es falso que la seguridad no sea una prioridad para la administración de EPN. Pero el tema de la seguridad ha dejado de ser un problema unidimensional como lo perciben los norteamericanos. Esto es, como tráfico de enervantes de un país a otro.

El tema de la seguridad en México ha evolucionado de tal forma, ante la incomprensión estadunidense de origen, hacia maneras muy variadas de delincuencia, igualmente organizada, pero que va más allá de la producción y comercialización de estupefacientes y abarca actividades con grave incidencia en la vida cotidiana de México, como son el secuestro, la extorsión, el derecho de piso, la comisión de delitos supuestamente del orden común bajo el paraguas de grupos delictivos cada vez más organizados, que si bien pueden haber tenido su origen en el tráfico de enervantes han diversificado sus fuentes de ingreso y sus formas de violencia hacia ámbitos en los que no habían incursionado hasta época relativamente reciente.

Agendas y tiempos diferentes para una y otra de las administraciones de ambos países. Poco tiempo para que el Ejecutivo norteamericano intente relanzar la relación con México. Demasiado tiempo para que el gobierno mexicano espere, cruzado de brazos, que la situación dentro del gobierno estadunidense cambie. Asimetrías de prioridades e intereses inmediatos muy distintos en uno y otro lado de una de las fronteras más estratégicas en la geopolítica del mundo.