Nueva radiografía del Planeta Rojo

Los descubrimientos de diversas exploraciones en Marte revelan que posee condiciones para posiblemente haber alojado alguna forma de vida, que tuvo un gran océano y que su atmósfera no es como se pensaba.

Arturo Moncada
Todo menos politica
Fotos de Marte
Foto: Kevin Dooley/Creative Commons

Marte, el llamado planeta rojo, es admirado desde las más antiguas civilizaciones y se le consideró símbolo de la guerra y el fuego en numerosas mitologías.

Galileo Galilei fue el primero que lo observó científicamente con su primitivo telescopio en 1609 y se puede afirmar que varios parámetros básicos de Marte son conocidos desde hace más de 100 años.

Mediante el telescopio es posible distinguir los casquetes polares presentes durante el invierno y prácticamente ausentes en el verano marciano, así como la presencia de una atmósfera cuya transparencia depende de las condiciones meteorológicas que incluyen gigantescas tormentas de polvo.

En la última década la exploración de Marte con sondas espaciales registró un gigantesco avance en comparación con las misiones pioneras de los sesentas y setentas, cuando comenzó la aventura de las sondas espaciales al planeta rojo.

Gracias a ellas sabemos que en Marte no hay prácticamente oxígeno, capa de ozono ni campo magnético; la temperatura mínima es de -90º C y la presión atmosférica no pasa de los diez milibares (en la Tierra, sobre el nivel del mar, es de mil 13 milibares); que existen zonas donde el viento puede alcanzar velocidades de más de 200 kilómetros por hora; que alcanza una radiación expuesta anualmente de 15 mil milirems (unidad de dosis de radiación absorbida), en comparación con la Tierra que promedia 230 milirems al año.

Investigación

Algunas de las preguntas por determinar sobre Marte son las características físicas y químicas de su superficie, la estructura de su atmósfera y los acontecimientos que dieron lugar a su composición actual, así como la naturaleza del clima y de los procesos que controlan los cambios diarios y estacionales.

Sin embargo, la cuestión relativa a verificar si en algún momento se pudo desarrollar o existe alguna forma de vida en Marte resulta la más compleja de todas las investigaciones.

La gran actividad científica en este contexto se encuadra en el nuevo entorno multidisciplinar de investigación que es la astrobiología: buscar evidencias de vida pasada o presente en otros planetas podría ayudar a entender nuestros orígenes.

Además, concebir la transformación de Marte a su estado actual es de gran ayuda para estudiar el entorno terrestre.

Hallazgos

Marte es actualmente un planeta helado y seco, pero alojó mares en tiempos pasados. Este contexto ofrece la oportunidad de estudiar la evolución desde un clima húmedo a un medio ambiente extremo y seco, con grandes fluctuaciones de temperatura, presión atmosférica muy pequeña y radiación cósmica intensa en la superficie.

Por ello el enigma sobre la existencia de vida fuera de nuestro planeta provocó que la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio NASA (por sus siglas en inglés) emprendiera la misión Mars Science Laboratory (MSL), mejor conocida como Curiosity y la cual proporciona gran cantidad de datos.

Desde mediados de 2012 el rover Curiosity se encuentra en el planeta rojo analizando las posibilidades de existencia de vida. Ya con el descubrimiento de agua, dióxido de carbono, dióxido de azufre y ácido sulfhídrico se comprobó que Marte alguna vez ofreció las condiciones necesarias para la vida.

Sin embargo hace poco Curiosity registró niveles de metano, un gas que surge gracias a factores orgánicos —en la Tierra, por ejemplo, 90% de todo el metano es producido por seres vivos—, que junto con otros químicos orgánicos presentes en las rocas de Marte fortaleció la hipótesis de que alguna vez hubo presencia de vida.

Cabe destacar que la presencia activa de estos elementos químicos no es evidencia en sí misma de que exista vida en Marte, pero sí determina que las condiciones son altamente favorables. Se trata, sin duda, de uno de los descubrimientos científicos más importantes de los últimos años.

Otro hallazgo de relevancia es el publicado recientemente en la revista especializada Science, el cual indica que hace cuatro millones de años el planeta rojo tuvo suficiente agua como para cubrir toda su superficie con una capa líquida de 140 metros de profundidad y en algunas regiones de hasta un kilómetro 600 metros.

El autor del artículo, Gerónimo Villanueva, investigador del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, explicó que con base en la topografía del planeta el volumen del océano temprano de Marte debió contener por lo menos 20 millones de kilómetros cúbicos y cubría 19% de la superficie marciana.

Sondas

Al estudio de Marte se sumó recientemente India, que puso en órbita la sonda Mars Orbiter Mission (MOM), también llamada Mangalyaan. Con su llegada, Marte tiene ahora en operación cinco naves en órbita: se suma a las tres de la NASA: Mars Econnaissance Orbiter (MRO), la Mars Odyssey y Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN (MAVEN), así como a la Mars Express de la Agencia Europea del Espacio (ESA).

En la superficie funcionan además los vehículos Curiosity y Opportunity, ambos de la NASA.

Datos de MAVEN dieron a conocer que Marte perdió su atmósfera de una forma diferente a lo que se creía hasta ahora. La fuerza que destruyó la atmósfera del planeta rojo procedía probablemente del viento solar, es decir, del flujo de partículas superionizadas de las capas superiores de Sol, señaló la NASA. Anteriormente los científicos presuponían que el viento solar no podía penetrar en la ionosfera, que es la capa superior de la atmósfera ionizada por los rayos solares. Sin embargo, los datos obtenidos por el satélite MAVEN demuestran que esta teoría estaba equivocada.

Así, ahora tenemos que desaprender nuestros viejos conceptos sobre Marte para comenzar a construir una nueva radiografía del planeta rojo.