El hampa impone

Alberto Barranco
Columnas
Minas de oro para la delincuencia
Foto: NTX

Al estilo del viejo oeste, sombreros, pistolas, rifles, botas y pañuelos en el rostro, un comando asaltó hace unos días la refinería de la empresa canadiense McEwen Mining, que explota la mina El Gallo en Mocorito, Sinaloa.

El robo del siglo, decían los titulares, dado el monto del botín: 500 kilos de concentrado de oro, del que se pueden obtener 198 kilos del preciado metal con un valor de mercado de 8.8 millones de dólares.

El “golpe”, de acuerdo al argot del hampa, había sido anunciado un mes antes, sin que la empresa hubiera alertado a la autoridad sea por desconfianza, por asumir que sería estéril o simplemente por negligencia.

La directiva de la compañía reconoció días después que la constante era acordar con los grupos delictivos de la zona. Permisos para operar. Permisos para distribuir. Permisos para abrir nuevas vetas. Y, claro, cada permiso cuesta.

No había, pues, razón para el ataque.

Lo inaudito del caso es que no hubo sobresalto, admiración, énfasis en las palabras. Se diría que la frecuencia del hecho lo hacía tan cotidiano, que ya ni para qué patalear.

Así se vive en México.

Freno

Y como así se vive en México los propietarios de ArcelorMittal, empresa que explota la que fuera Siderúrgica del Balsas, le entregaron por años parte de su producción de acero a La Familia Michoacana y luego a Los Caballeros Templarios, quienes sin rubor alguno la exportaban al extremo Oriente, vía el puerto de Lázaro Cárdenas.

Se calcula que el gravamen al hampa alcanzó ocho mil toneladas.

Iniciadas las extorsiones hace ocho años, en pleno auge de la irracional guerra sin estrategia en contra de la delincuencia declarada por el presidente Felipe Calderón, a las denuncias de empresas industriales y mercantiles solo había una respuesta de los gobernadores: “Hay que pagar”.

El conminatorio del otro poder en México, al estilo de Chicago durante la Gran Depresión, era pagas o te pego. De pronto llegaba la oferta acompañada de una maleta de billetes: “Me gustan tus tierras”.

En el remolino 30 mil familias de Monterrey se fueron a vivir a San Antonio, Texas.

De acuerdo con el diario estadunidense The Wall Street Journal, Estados Unidos analiza integrar a México en la lista de países inseguros para desarrollar, entre otras actividades, la minería.

El rotativo cita los casos del asesinato de un ejecutivo de la empresa ArcelorMittal en Lázaro Cárdenas, Michoacán; de tres empleados de la empresa canadiense Golden Corp después de haber sido secuestrados y, naturalmente, el “asalto del siglo”.

Tradicionalmente cauto en sus pronunciamientos, pese a la autonomía, el Banco de México ha advertido que más allá de los temas fiscales, cambiarios y la caída del precio del petróleo, lo que detiene la posibilidad de desarrollo del país es la inseguridad.

De acuerdo con la última encuesta sobre seguridad realizada por el INEGI, la delincuencia genera entre la población un gasto de 215 mil 200 millones de pesos, equivalentes a 1.39% del PIB.

Según el Instituto Ciudadano de Estadísticas sobre la Inseguridad la pérdida de los particulares por el incremento de los delitos ha saltado en proporción de 12% anual.

La medición se inició en 2007, cuando se alcanzaban 688 mil 38 millones de pesos, llegando en 2008 a 782 mil 918.