Apenas cuatro días después de concluida la séptima Cumbre de América Latina nos encontramos con la noticia de que las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Colombia mataron a diez militares de ese país. ¿Qué tiene que ver eso con la Cumbre? Directamente nada. Sin embargo, obliga a reflexionar sobre el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba en las semanas recientes y la cancelación por parte del presidente Barack Obama de la isla caribeña como integrante de la lista de países promotores del terrorismo a nivel mundial.
Se entiende perfectamente que Obama, hostigado por un Congreso republicano, especialmente en el Senado y en función de intereses comerciales, igualmente comprensibles, ante el fracaso del bloqueo a Cuba como herramienta para restablecer la democracia, haya roto con la política seguida por su país durante más de 50 años y esté ahora en busca de una normalización de relaciones diplomáticas, la que de todas formas no podrá concretarse durante su mandato.
Hay que hacer memoria. Durante los años ochentas y noventas había dos principales rutas para los estupefacientes colombianos hacia Estados Unidos. Una, desde luego, era México. La otra, muy importante para las FARC, era rumbo a Florida en el entendido que esa ruta hacía escala en el Caribe.
Las FARC controlaban el mercado de enervantes en Colombia y seguramente uno de sus intermediarios era Cuba. Bien se ha dicho que las aventuras militares extraterritoriales de los cubanos no tenían más fuentes posibles de financiamiento que el turismo y el tráfico de estupefacientes.
No es casual que Cuba haya boicoteado la mediación de México en la pacificación colombiana y se haya erigido como protagonista de esta.
A lo largo de los años, como contrapropaganda o con algún dejo de veracidad, diversas publicaciones financieras de Estados Unidos han afirmado que la cúpula castrista tiene en su haber importantes cuentas bancarias en Suiza a título personal. Recientemente publicaciones españolas que han indagado el lavado de dinero de políticos de ese país en Andorra han concluido que la élite chavista de Venezuela y Nicolás Maduro tenían también cuentas bancarias en Andorra y ahora investigan si existen cuentas cubanas.
Replanteamiento
El aislamiento económico cubano ocasionó que quedara fuera de las reglas de juego internacional en temas tan importantes como el tráfico de estupefacientes y el trasiego de armas.
Por ello, independientemente del acercamiento y los tiempos del mismo con Estados Unidos, hoy es indispensable que América Latina —exceptuando por ahora a Venezuela— replantee la norma de sus relaciones con el régimen cubano y las obligaciones recíprocas que todos deben contraer en los intercambios de mercancías, servicios y personas, a fin de que esta progresiva apertura de la isla no conlleve nuevos riesgos de subversión y, hay que decirlo, de delincuencia, como ocurrió durante años con el apoyo cubano a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y al Ejército de Liberación Nacional del mismo país, sin olvidar el respaldo del castrismo a las oligarquías de izquierda de Nicaragua y Honduras.
Por lo pronto, en la normalización de las relaciones Estados Unidos-Cuba, México debe jugar un papel más activo que el mostrado hasta ahora. Más aún si recordamos que tenemos frontera marítima con la isla y que esa frontera en el lecho del mar implica petróleo.