Abierto al mundo

Sergio Sarmiento
Columnas
Foro Económico Mundial
Foto: NTX

Al final nadie sintió miedo. A pesar de las advertencias del Departamento de Estado de la Unión Americana o de los hechos de violencia de las últimas semanas en Jalisco o en Tamaulipas, la reunión regional del Foro Económico Mundial se llevó a cabo la semana pasada en la Riviera Maya.

Más de 750 personas —entre empresarios, funcionarios, políticos, académicos y periodistas— participaron en la tercera reunión regional que el World Economic Forum ha realizado en nuestro país.

El presidente Enrique Peña Nieto, quien fue un Young Global Leader del Foro cuando era gobernador del Estado de México, tuvo la oportunidad de presentar la imagen de un México volcado hacia el futuro y abierto para los negocios.

La violencia y la corrupción fueron tema de debate en distintas mesas de discusión y también en el discurso inaugural que el presidente ofreció en la sesión plenaria del 7 de mayo.

El tema, sin embargo, fue solo uno de muchos en grupos de discusión en que se debatían asuntos como la inversión, la economía o la apertura del sector energético.

El simple hecho de colocar la corrupción y la violencia como temas de una agenda más amplia fue un avance para el presidente. Peña Nieto, de hecho, logró al principio de su sexenio mover la cobertura informativa internacional sobre México de las páginas de nota roja a las secciones de economía y finanzas, pero en los últimos tiempos ha enfrentado nuevos problemas de violencia.

Muchos de los asistentes a la reunión latinoamericana del Foro no desconocen la situación de México. Tienen ya lazos con la región y con el país sede. Están conscientes de los problemas políticos y de violencia. Pero al contrario de quienes solo conocen a México por los medios populares, saben también que es falsa la idea de que en las calles de las ciudades mexicanas debe estarse uno agachando constantemente para esquivar las balas que vuelan por doquier.

Relevancia

El presidente no mostró en el Foro ese triunfalismo asumido antes de los sucesos de Tlatlaya e Iguala. La idea de que los priistas que sí saben gobernar regresaron para corregir todos los problemas causados por dos sexenios panistas parece haber quedado atrás. Hoy el propio presidente muestra un mayor comedimiento surgido sin duda de los problemas que ha enfrentado en los últimos meses.

“Parto de la convicción de que un país no se construye en un periodo corto, un país no se define en un sexenio”, dijo Peña Nieto en su discurso.

El Foro por sí solo no cambiará la imagen del país o del presidente. Los asistentes a esta reunión representan una muestra muy pequeña y exclusiva de los mexicanos y de quienes tienen negocios con nuestro país. Pero muchos toman decisiones que afectan a miles o realizan inversiones que pueden impulsar el crecimiento económico.

La reunión regional del Foro cumplió con su función. El simple hecho de que hubiera podido realizarse sin problemas en un momento en que se ha difundido una imagen muy negativa en el exterior es importante (en los días posteriores a los hechos de violencia del 1 de mayo en Jalisco se suspendieron o cancelaron decenas de reuniones y congresos en Puerto Vallarta y Guadalajara).

El que 750 participantes hayan llegado a la Riviera Maya es significativo. El Foro siempre tiene la capacidad de multiplicar los mensajes al exterior. Por eso el presidente le dio tanta relevancia en su agenda.