Buenas y malas noticias

Juan Gabriel Valencia
Columnas
Buenas y malas noticias
Foto: Ilustración

No todo en México es un 1 de mayo tan aciago como en Jalisco y algunas otras entidades federativas contiguas a ese estado.

La vida del país tiene muchas pistas y vertientes.

No todo lo que se hace hoy arroja resultados concretos inmediatos, pero de que tendrá resultados los tendrá y serán benéficos y positivos para el crecimiento económico del país y para su gente.

Desde mediados del segundo semestre del año pasado mucho se ha hablado desde una perspectiva oscura y sombría de la baja del precio internacional del petróleo, incluido desde luego el mexicano.

Se ha comentado el efecto que tendría en las finanzas públicas; las consecuencias negativas que habría de tener en los atractivos potenciales de la reforma energética promulgada en agosto de 2014; el retraso que ocasionaría en las inversiones extranjeras dedicadas a esa industria; las pocas repercusiones en un horizonte temporal próximo que tendría la apertura de la industria energética en el desarrollo de la industria nacional.


Algo de todo lo anterior es cierto, pero hay que acotar su verdad empírica sin tremendismo. No cabe duda de que un optimista es un pesimista mal informado, pero no exageremos.

El precio del petróleo llegó a estar en diciembre y enero a 44 dólares por barril después de haber alcanzado a principios de junio pasado hasta 105 dólares.

Al momento de escribir estas líneas, el precio del barril de la mezcla mexicana se ubicaba en 58.65 dólares por barril, ni cerca del nivel de junio, pero bastante por encima del de diciembre y enero, más si se toma en cuenta que cada dólar más a ese nivel de precios significa 400 millones de dólares aproximadamente de más ingresos para el país.

La crisis no se ha superado. Continuarán la volatilidad y la fluctuación en los precios. Hay una mejora, sin embargo. Por su parte, la Secretaría de Hacienda compró coberturas sobre sus ingresos petroleros a un precio base de 75 dólares por barril. Es un buen margen de protección.

Avance

Por otro lado, la reforma energética no solo está en vigor sino que ya se aplica con éxito. La Ronda Cero le asignó a Pemex prácticamente todo lo que solicitó esa empresa productiva del Estado. Se abrió la Ronda Uno de licitaciones y, contra todos los pronósticos, cada una de sus etapas de licitaciones ha estado muy solicitada y concurrida por las empresas petroleras más grandes del mundo, tanto en exploración como en explotación en aguas someras; tal vez lo único que sufra algún retraso en razón de su costo-precio sean los yacimientos de lutitas, el llamado shale gas y shale oil.

Esta semana se iniciará la etapa tres de licitaciones de la Ronda Uno. Estarán en disputa 29 campos maduros terrestres. Es un buen reto para técnicos, industriales, capitales nacionales. Este tramo está diseñado para eso. En los campos maduros hay un ahorro importante en los trabajos de exploración. Hay o hubo petróleo.

El problema que encararán empresas mexicanas ya existentes o de nueva creación es que algunas de las empresas globales del ramo también están interesadas y tienen en su historial algunos “campanazos” en que la recuperación de un campo maduro implicó el descubrimiento de un campo gigante. La autoridad adjudicataria deberá ser extremadamente objetiva e imparcial.

La aplicación de la reforma ha superado las expectativas y la industria avanza por cuerda separada de los pequeños y grandes tropiezos nacionales de la coyuntura. Que no se distraigan: no se trata de bloqueos callejeros de ocasión o de influir en las preferencias electorales de los próximos comicios. Se trata de construir para generaciones.