Duele duro el dólar

Alberto Barranco
Columnas
Dolar
Foto: Jenifer Corrêa /Creative Commons

Colocado un ultimátum en la mesa, el Seguro Social, el ISSSTE y los hospitales del sector salud en general podrían sufrir desabasto de medicamentos en los próximos días si la paridad peso-dólar rebasa en su cotización los 15 pesos con 60 centavos.

La advertencia habla del límite para los distribuidores de medicinas que le entraron a la colosal piñata de la compra consolidada de medicamentos, cuyo monto alcanzó el escándalo de 60 mil millones de pesos.


El grito en el cielo plantea que gran parte de los medicamentos incluidos en el cuadro básico llegan del exterior, facturándose en dólares.

Y como el billete verde se ha encarecido… Se calcula un incremento en los costos de 30 por ciento.

De hecho, la salida que se plantea, al margen de un adendum al monto pactado por cada una de las empresas que asumieron las rebanadas del pastel, es que para futuros contratos se anexe una cláusula de “riesgo compartido” de cara a eventuales fluctuaciones.

Indexar, pues, la suerte del dólar a los precios.

Según ello, los fármacos más afectados son metamorfina, paracetamol, puntoxifalina, analgésicos y antinflamatorios.

En la ruta, a imagen y semejanza de la época llamada de “desarrollo estabilizador”, justo durante los periodos como secretario de Hacienda de Antonio Ortiz Mena, la Concamin está hablando de sustituir 40% de las importaciones.

Desde el plano nacionalista el aplauso convocado tendría tinte de ovación, pero en el práctico la tarea es imposible: 80% de las exportaciones del país, excluidas materias primas y petróleo, se alimentan de insumos importados con carácter temporal.

Déficit

El fenómeno provocó la implantación de los llamados programas Index (Importación para la Exportación) en cuyo marco se abaten o se anulan los impuestos de ingreso al país.

Aunque México es una potencia en materia de producción de automóviles para los mercados externos, su confección reclama la importación previa de autopartes.

A veces el cliente se topa con que traer una refacción al país puede llevar hasta dos meses.

En lo inaudito, 47% de las gasolinas que se consumen en la nación llega del exterior, como el gas natural, como la leche en polvo…

Los borregos para barbacoa vienen de Nueva Zelanda.

De ahí que aun cuando el país ha firmado 14 acuerdos de libre comercio con 45 países, en la inmensa mayoría la balanza es deficitaria para su causa; es decir, compramos más de lo que vendemos.

La única excepción que justifica la regla es Estados Unidos.

Ahora que las derrotas del peso frente al billete verde no se reflejan solo en el costo de mercancías, de computadoras o televisores, pasando por verduras, carnes, lápices y llantas, sino también en las rentas o ventas de casas-habitación de lujo.

En la falta de lentes de la autoridad hace décadas se permite tasar en dólares las operaciones inmobiliarias, por más que solo los ejecutivos de las empresas extranjeras establecidas en el país ganan en dólares.

Como en la Cuba de Fulgencio Batista, los comercios y prestadores de servicios de las principales zonas turísticas del país fijan sus precios en dólares, incluida la tarifa de los hoteles.

En la frontera norte hasta las apuestas se juegan en dólares.

México, pues, no solo dejó crecer la dependencia de importaciones hasta en alimentos y materias primas, sino que le colocó un altar al billete verde.

Y hete aquí que el dólar duele… y duro.