Camus: pionero del existencialismo, futbolista amateur, Premio Nobel

Redacción
Todo menos politica
Camus: pionero del existencialismo, futbolista amateur, Premio Nobel
Foto: Creative Commons/Bookshelf

Por Federico González

Yo, como quizás usted, me enteré de la existencia de Albert Camus (1913, Argelia- 1960, Francia) durante la secundaria. El profesor nos dejó leer El extranjero, historia protagonizada por Meursault, un hombre ajeno a todo, incluyendo a sí mismo. Más adelante descubrí que aquella novela había inspirado la canción Killing an arab, del grupo de rock británico The Cure, una de mis bandas favoritas de entonces.

Pionero del existencialismo. Comunista. Anticomunista. Periodista. Futbolista amateur. Premio Nobel de Literatura en 1957. Camus construyó una obra de enorme trascendencia durante el siglo XX.

Quienes lo conocimos al margen de los circuitos académicos nos acercamos a sus títulos de manera anárquica. La peste y El mito de Sísifo fueron reveladores, sobre todo el segundo y su ensayo Un razonamiento absurdo, que inicia con una frase tan contundente como manoseada: “No hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio”.

Camus fue un hombre de vida intensa. Su escritura siempre estuvo cercana a su experiencia. “Es detestable el escritor que habla y saca provecho de lo que no ha vivido nunca (…) Entre la creación y el acto hay que suponer cierta distancia. El verdadero artista se encuentra siempre entre concepciones de su imaginación y sus actos”, dijo alguna vez.

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Fácil/complejo

De su infancia se pueden descubrir varios rasgos en la novela autobiográfica, El primer hombre, publicada de manera póstuma en 1994. Ahí narra el impacto de la muerte de su padre en los campos de concentración; la relación con su madre, una mujer sorda y poco instruida. Motivado por un profesor viajó a Francia donde continuó sus estudios a principios de los cuarenta. Con Sartre encabezó la corriente filosófica existencialista. No faltaron desencuentros entre ambos, casi siempre motivados por cuestiones políticas. Camus no supo definirse respecto a la guerra de independencia de su natal Argelia y eso le generó todo tipo de críticas.

Sus ideas políticas no se alejaron de su literatura, aunque supo abstenerse de caer en el panfleto. Fue un hombre práctico y conocía la importancia de la acción en el ser humano. Tal vez de ahí venía su devoción por el futbol. Su página Lo que debo al futbol es citada hasta el cansancio por los apologistas del balompié: “No veo al futbol como una forma de alineación moderna, lo siento más bien como una poesía colectiva”, escribe.

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Sin renegar de la contradicción, Albert Camus trabajó en pulir sus preguntas más que encontrar las respuestas. “Las dudas son lo más íntimo que tenemos”, llegó a decir.

Filosofías e ideologías aparte, si sus libros hoy se siguen leyendo, es gracias a la estrecha relación que tienen con la forma de actuar y de sentir de gente como usted, o como yo. Así de fácil. Así de complejo.