Por respeto al arte

No olvidemos el reciente caso de U2 y su catastrófico último disco gratuito. 

Pablo Reyes
Columnas
Björk decidió no colocar su más reciente álbum en el reconocido servicio de streaming no por asuntos de dinero sino “por respeto a mi trabajo”.
Foto: Creative Commons/F de Falso

En pleno auge de la segunda década de este nuevo milenio muchas de las noticias sobre el universo musical que aparecen en los medios tienen poco que ver con lo artístico y en todo caso se acercan mucho más a los asuntos extramusicales.

En estos días el tema de moda o trending topic, por ejemplo, gira en torno de la negativa de Björk a subir a Spotify su nueva producción discográfica intitulada Vulnicura.

Björk decidió no colocar su más reciente álbum en el reconocido servicio de streaming no por asuntos de dinero sino “por respeto a mi trabajo”, en palabras de la propia cantante islandesa.

El asunto lo razona en la célebre revista de negocios y tecnología Fast Company, donde describe el lanzamiento de esta nueva placa como un proceso de improvisación y experimentación, algo que quizá les ocurra a todos los artistas actualmente. No olvidemos el reciente caso de U2 y su catastrófico último disco gratuito (y obligatorio hasta la casi “imposición”) promocionado en iTunes.

“Me gustaría decir que hay un plan maestro, pero no lo hay. Hace unos meses mandé un correo a mi manager y le dije: ‘¿Sabes qué? Esto del streaming simplemente no es correcto. No sé por qué, pero me parece una insensatez’”.

Esa insensatez, según Björk, reside en que tras trabajar en un proyecto artístico durante dos o tres años, poniendo sangre, sudor y lágrimas en él, resulta un tanto extraño para un creativo poner el disco ahí nada más, disponible en la red para que cualquiera lo descargue solo porque así lo dictan los nuevos cánones en la industria de la música.

Y es que en el fondo no es una cuestión de dinero: “Es cuestión de respeto, respeto por el arte y la cantidad de trabajo que has invertido en el trabajo creativo”, señala Björk.

Ruptura

Si bien en el pasado Björk mostraba mayor comprensión por la total gratuidad en internet, o la asumía como una realidad inevitable del momento presente, hoy en día negarse a poner Vulnicura en Spotify es un poco un tiro al aire, aunque más bien lo que está de fondo es una postura artística que ha sido aplaudida en el medio musical por muchos de sus colegas.

En todo caso el disco está disponible en otros rincones de la red sin que la artista pueda controlar el sonido o la presentación del mismo, pero entendemos la incomodidad ante el reparto de ingresos de Spotify, que favorece a las discográficas grandes (generalmente accionistas de la compañía sueca de streaming) por encima de los artistas. Así, pues, se trata de una batalla por una estructura estable para la industria musical. Ahora mismo Spotify, así como YouTube y tantas empresas de éxito, también pierden millones de dólares y más allá del mítico “nuevo modelo de negocio” lo que se está dilucidando es saber quién mantendrá la hegemonía según avance el siglo XXI: quien resista podrá entonces imponer sus condiciones.

Como el resto de los artistas, Björk carece de soluciones mágicas. Más allá de lo dicho anteriormente, Vulnicura es un disco de “ruptura” y merece una escucha atenta por parte de usted, lector, a quien quizá le alcance para comprarlo en digital por unos pocos pesos.