Adultos mayores: su presente, nuestro futuro (I/II)

En México hay casi doce millones de adultos mayores y se prevé que la cifra se duplique en 15 años.

Redacción
Todo menos politica
Adultos mayores
Foto: Alejandro Gómez/Crative Commons

Por: Ricardo Pérez

Hablar de vejez es hablar casi siempre de sabiduría, experiencia y ejemplo, pero muchas veces se interpreta como decadencia, enfermedad y carga social: lo innegable es que, como todos los individuos, los adultos mayores son sujetos de derechos y la defensa de esas garantías debe contribuir a su desarrollo integral.

Los avances de la ciencia provocan que aumente la longevidad y la población mundial, incluyendo por supuesto a la mexicana, está envejeciendo pero ¿en qué situación se encuentran en la actualidad los adultos mayores del país y cómo debemos prepararnos para llegar a esa etapa de la vida quienes, inexorablemente, nos dirigimos hacia allá?

Aunque no tengan disposiciones concretas, los tratados de derechos humanos contienen obligaciones implícitas para las personas de edad avanzada. Por ello todos, a medida que envejecemos, debemos seguir disfrutando de una vida plena y autónoma, con salud, seguridad, integración y participación activa en todos los ámbitos.

Sin embargo, también corremos el riesgo de ser blanco de una serie de prejuicios que tienen como consecuencia el desempleo, el abandono y la negación de oportunidades, aunados a la posibilidad de deterioro en la salud si no hay un cuidado desde edades tempranas.

Las personas adultas mayores, como todos los habitantes del territorio nacional, tienen reconocidos sus derechos humanos en la Constitución y en los tratados internacionales firmados y ratificados por el Estado, de acuerdo con la reforma constitucional en materia de derechos humanos publicada el 10 de junio de 2011, específicamente en el artículo primero.

Además, el 25 de junio de 2002 se publicó la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, cuyo objetivo es garantizar el ejercicio pleno de esas garantías y establecer las bases y disposiciones para su cumplimiento mediante la regulación de la política pública, los principios, objetivos, programas, responsabilidades y los instrumentos en la materia en los tres niveles de gobierno.

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Asimismo, el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), organismo público rector de esa política nacional, tiene el objetivo de coordinar, promover, apoyar, fomentar, vigilar y evaluar las acciones públicas, las estrategias y los programas que se deriven de ellas, explica a Vértigo Consuelo Arriaga, instructora del Departamento de Enseñanza del Inapam.

“El instituto maneja diversos programas y todos ellos tienen la finalidad de permitir que la persona mayor siga teniendo una red social, que siga participando y que siga manteniéndose activa, tanto física como mentalmente”, señala.

Arriaga añade que los adultos mayores deben adaptarse para llegar a la etapa de la vejez, porque esta conlleva una serie de cambios biológicos, sicológicos y sociales, pero muchas veces las personas no están preparadas para enfrentarlos.

“Es necesario que acepten su proceso de envejecimiento como algo natural y que le sigan dando un sentido a su vida”, dice.

Otro aspecto que hay que cuidar, expresa, es el de la autoestima, “porque la vejez está llena de estereotipos que muchas veces consideran que los adultos mayores ya no valen o ya no tienen nada que aportar; entonces, debemos apoyarlos para que ellos se valoren como personas”.

Crecimiento

Datos del Consejo Nacional de Población (Conapo) señalan que en 2014 en México vivían 11.7 millones de personas mayores de 60 años, lo que representa casi 10% de la población total.

Estas cifras indican que el número de adultos mayores se duplicó en el país en menos de un cuarto de siglo, pues en 1990 este grupo de edad era de cinco millones.

Entrevistado por Vértigo, el doctor Luis Miguel Gutiérrez Robledo, director general del Instituto Nacional de Geriatría (Inger), indica al respecto que en el caso mexicano el tema del envejecimiento de la población ya no es un tema del futuro: es una realidad presente.

“El día de hoy en México hay más personas mayores de 60 años que niños de cinco. Y en menos de siete lustros vamos a estar igualando nuestra estructura demográfica con la de países como Estados Unidos”, explica.

En el aspecto económico, señala que solo 28% de los adultos mayores recibe una pensión formal, ya que la política que creó las Afores se generó más con la idea del ahorro que del retiro. “Si bien es cierto que los adultos mayores son beneficiarios de una micropensión social, esta es de un monto muy pequeño, apenas de subsistencia”.

Con Gutiérrez coincide la doctora Cristina Gomes da Conceição, profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), quien agrega que en México tenemos todavía una población joven, en edad productiva, que contribuye en la seguridad social con ahorros privados para el crecimiento económico del país y también para sus logros individuales rumbo a su vejez.

“Pero esa no fue la realidad de los adultos mayores que tenemos hoy en día: debido a las reglas del Sistema de Ahorro para el Retiro tenemos muy pocos que se jubilan. La mayoría no está cubierta por un sistema contributivo de sistema de jubilaciones y pensiones. ¿Entonces qué pasa, de qué viven? La mayoría tiene que seguir trabajando después de los 60 años”.

Salud

En cuanto a salud, el doctor Gutiérrez Robledo explica que la esperanza de vida de los mexicanos en promedio alcanza casi los 77 años, apenas 1.8 años por debajo de la esperanza de vida al nacer de los estadunidenses.

“Esto, no cabe duda, es un logro: con una inversión en salud varios cientos de veces menor que la de Estados Unidos, obtenemos resultados casi equiparables y eso hay que destacarlo”.

El director del Inger recuerda que las primeras acciones para tratar el tema del envejecimiento y la salud tienen apenas 16 años de haber iniciado. “Quizá la primera acción, muy puntual, fue la publicación del acuerdo secretarial en el que Juan Ramón de la Fuente creó el Comité Nacional de Atención al Envejecimiento. Esto fue en 1999. Desde entonces se ha creado al menos un comité estatal por entidad federativa y en todo el país tenemos representación ya, dentro de los servicios de salud, de comités especializados en este tema”.

Destaca que México se encuentra en una situación excepcional porque es el único país de América Latina que tiene un instituto nacional dedicado al estudio y la atención del envejecimiento, el Inger, creado en 2012 con el propósito de formar a los profesionales de la salud responsables de la atención de las personas mayores, investigar al respecto y contribuir al desarrollo de una política pública.

Acciones

En su oportunidad la legisladora Hilda Flores Escalera, integrante de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables del Senado de la República, dice a Vértigo que en nuestro país el proceso de envejecimiento es cada vez más notorio y la curva demográfica y la pirámide poblacional se están invirtiendo.

Añade que ante las proyecciones de que en 2050 habrá en el país casi 40 millones de adultos mayores es urgente estar preparados para la atención de los servicios, desde las instituciones pero también desde la parte legislativa.

“En el ámbito legislativo trabajamos en busca de garantizar la protección de sus derechos. Y me refiero a calidad de vida, temas de salud, alimentación, empleo, vivienda, bienestar emocional y, por supuesto, seguridad social”, explica.

La senadora Flores hace énfasis en que desde el Senado de la República han promovido iniciativas vinculadas para dar certeza y certidumbre a la protección de derechos de los adultos mayores. “¿Qué hemos hecho? Hemos promovido algo tan elemental como es la reforma a la Constitución, porque el Congreso de la Unión no está facultado para legislar en materia de personas adultas mayores ni de personas con discapacidad”.

En materia legislativa, dice, se está poniendo atención en aspectos como el que no se regulan los centros de atención a los adultos mayores en el país. “No hay regulación en la materia; cada estado tiene diferentes esquemas de atención, públicos o privados, a través de casas hogar, de albergues o centros de atención. No se tiene un criterio de operación homogéneo; pero además tiene que ser vigilado y se le debe dar seguimiento”.

Jimena Perdomo, directora de la Casa Hogar para Ancianos Olga Tamayo del DIF nacional, afirma por su parte que antes que nada hay que establecer una diferencia entre vejez y envejecimiento: “La vejez se refiere a la etapa después de los 60 años en México, mientras que el envejecimiento es un proceso biológico que se va dando incluso desde edades tempranas”.

La gerontóloga social señala que en el DIF nacional se trabaja con la vista puesta en la importancia del pensamiento positivo, el saber manejar las emociones. “Es la parte espiritual, no como religión, sino como idea de bienestar subjetivo, bienestar sicológico, que pone atención en el método científico y a nivel político, social y económico es el tema de la felicidad. El fomentar esto tiene un impacto importante en el sistema inmunológico y sobre la prevención de enfermedades”.

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