Dialogar con la ausencia

En este libro Rafael Pérez Gay ofrece un testimonio a través del cual hay una intención por explicar lo inexplicable. 

Redacción
Todo menos politica
Dialogar con la ausencia
Foto: Pen and Paper/Creative Commons

Por: Federico González

Rafael Pérez Gay. El cerebro de mi hermano. Seix Barral. 141 pp.

El relato autobiográfico o testimonial constituye el núcleo la obra de Rafael Pérez Gay (Ciudad de México, 1957). Ya sea vía crónica, diatriba, novela o cuento el narrador hace de su propia experiencia el laboratorio de donde emerge su literatura. El resultado es un conjunto de libros porosos donde se asoma en mayor o menor medida algo de sí mismo.

A partir de Nos acompañan los muertos (2009) es más evidente el carácter personal de su trabajo. En aquella novela se centra en la relación entre sus padres.

Ahora vuelve al cerco familiar para hablar de su hermano, José María Pérez Gay, importante germanista y escritor fallecido en mayo de 2013.

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El relato es la crónica de un padecimiento degenerativo, pero narrado desde la tribuna de un hermano y compañero. Aun con el sesgo de la inmediatez, Rafael Pérez Gay ofrece un testimonio a través del cual hay una intención por explicar lo inexplicable, por dialogar con la ausencia.

El relato es también un manojo de emociones, algunas encontradas y contradictorias. A toro pasado el autor rastrea y especula sobre las primeras “posibles” manifestaciones de la enfermedad cerebral de su hermano. Reconstruye postales que en su conjunto dibujan un álbum familiar complejo. Sin endiosar a Pepe, destaca sus aptitudes intelectuales y deja ver algunas de sus debilidades. Cuenta sus empatías literarias y sus diferencias políticas, producto de la simpatía del mayor por Andrés Manuel López Obrador. No faltan las historias de hospitales, el vía crucis que supone ir de médico en médico en aras de encontrar la luz al final del túnel.

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Tesis

¿Qué tan necesario era para el autor la escritura de El cerebro de mi hermano? Imposible especular en un puñado de líneas. Sin embargo el reseñista sí percibe una narración donde se filtran dolor, coraje, la necesidad de intentar poner orden ante la pérdida y, por qué no decirlo, comprensión.

Quizá por eso ahora no hay espacio para la ironía. Da la impresión de que Rafael Pérez Gay escribe con la guardia baja, sin más ánimo que rememorar y ajustar cuentas —léase, por ejemplo, el pasaje relacionado con Carlos Monsiváis.

Si la literatura es autoconocimiento, el autor toma al toro por los cuernos y reivindica la tesis de que la colección de pérdidas acumuladas ayuda a explicarnos a nosotros mismos.

Otros títulos de Rafael Pérez Gay son Cargos de conciencia y El corazón es un gitano.

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