Nueva era en la relación EU-China

Los presidentes de ambos países alcanzaron diversos acuerdos en materia comercial y geopolítica. 

Redacción
Política
Relación EU-China
Foto: NTX

Por: A. Rodríguez-A. Moncada

La primera visita de Estado que el presidente de China, Xi Jinping, realizó a Estados Unidos marca una nueva era en la relación entre ambas naciones, en opinión de expertos, ya que, aducen, además de los acuerdos alcanzados con su homólogo estadunidense, Barack Obama, en materia comercial y geopolítica, el mandatario asiático pidió “mayor confianza y menos dudas” en la relación bilateral, “sinónimo del interés del gigante asiático en estrechar lazos con la Unión Americana”, señalan.

Este compromiso, añaden, se da en un momento delicado para Xi tras los vaivenes de la bolsa china en agosto, además de las persistentes dudas sobre la marcha de la economía y la respuesta de su gobierno para detener la desaceleración que encamina al gigante asiático a lograr en 2015 su menor avance en los últimos 25 años.

En el inicio de su periplo —el martes 22 de septiembre—, el presidente chino subrayó que Beijing no desea un conflicto con Washington pese a las diferentes posiciones entre ambas naciones en diversos rubros. “Queremos ver un mejor entendimiento y confianza y menos distanciamiento y sospechas”, manifestó Xi, quien hizo énfasis en la necesidad de una mayor comprensión de las “intenciones estratégicas” del otro, pues “si se entrara en un conflicto y confrontación —advirtió— eso llevaría al desastre para ambos países y, por ende, para el mundo”.

No obstante, la relación chino-estadunidense, con un intercambio comercial de más de 520 mil millones de euros al año es, en palabras de Ma Zhengang, ex embajador de la nación asiática en Estados Unidos, “el lazo bilateral más importante del mundo, pero también el más complicado”.

Complejidad

La cumbre de Barack Obama y su homólogo Xi Jinping en Washington expuso toda la complejidad de la relación entre Estados Unidos y China.

En el aspecto financiero son las economías más entrelazadas. En cuestiones geopolíticas son rivales en la región Asia-Pacífico y como modelos de gobierno Estados Unidos es considerada la nación con la mayor democracia desarrollada del mundo, mientras que China presenta un estricto sistema de capitalismo supervisado por un régimen comunista.

La competencia entre la superpotencia de la cual muchos expertos dudan de su estatus hegemónico y la potencia en ascenso que reclama su influencia global, se mezcla con el reconocimiento de que necesitan cooperar. China para continuar con su desarrollo y Estados Unidos para seguir con el actual modelo internacional y la estabilidad en Asia.

Durante su encuentro, el viernes 24 de septiembre, Barack Obama y Xi Jinping anunciaron un acuerdo contra el cibercrimen y se comprometieron a no apoyar ataques destinados a robar secretos comerciales, propiedad intelectual u otra información comercial.

Washington ve la mano de Beijing en los recientes actos de piratería contra empresas estadunidenses y organismos gubernamentales. Beijing niega cualquier papel en los ataques, que han tensado la relación entre ambas potencias.

El mismo Xi aseguró que su país no está involucrado en ciberpiratería y que no la respalda, rechazando las acusaciones. “China es una ferviente defensora de la ciberseguridad”, dijo al añadir que está dispuesto a cooperar con Washington en ese tema.

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El acuerdo para combatir los ataques cibernéticos desactiva una de las potenciales crisis que amenazan la relación. Hace unas semanas, la Casa Blanca filtró los planes para sancionar a China por el robo de información personal de millones de empleados del gobierno estadunidense. Bancos, cadenas de hipermercados y productoras cinematográficas han sido víctimas de ataques.

Las sanciones no se llegaron a concretar pero el ciberespacio, sin normas internacionales en el que gobiernos, empresas, particulares compiten por secretos e información, centró buena parte de las conversaciones de Obama y Xi.

En otros ámbitos, Obama criticó fuertemente la violación de los derechos humanos en China. “He manifestado con franqueza nuestra firme opinión de que impedir el libre funcionamiento de periodistas, abogados, ONG y grupos de la sociedad civil o clausurar iglesias y negar un trato igualitario a minorías étnicas son todos asuntos problemáticos desde nuestro punto de vista”.

En tanto, Xi sostuvo que a China le preocupan los derechos humanos y pidió respeto para las realidades de cada país, pero insistió en que las reformas llegarán a su debido tiempo.

El mandatario asiático citó la lucha contra la corrupción que lleva adelante su gobierno y señaló directamente a Estados Unidos por permitir que chinos buscados por ese delito se escondan en su territorio. Reclamó la cooperación de Washington para que se rechace dar refugio en el extranjero a los elementos corruptos.

Un foco de tensión más relevante hoy es el Mar del Sur de China, una zona disputada por China y sus vecinos asiáticos, aliados de Estados Unidos. “Le he comunicado al presidente Xi nuestra preocupación por las reclamaciones de tierras, la militarización de áreas en disputa, lo que hace más difícil que los países de la región resuelvan los desacuerdos pacíficamente”, comentó Obama. Xi subrayó que las islas del mar de China son “territorio chino”, dejando el pulso geopolítico abierto y bajo la misma tensión.

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Apertura

En un encuentro con empresarios estadunidenses en la ciudad de Seattle, que contó con la presencia de directores de empresas como Boeing, Amazon, DuPont, IBM o Microsoft, todos con fuertes negocios con China, Xi envió un mensaje de tranquilidad al manifestar que su país es una fuerza positiva en la economía global y está avanzando en reformas. Asimismo, el mandatario asiático se comprometió a tratar a los inversionistas estadunidenses en China de forma justa y combatir el cibercrimen. “Abordaremos las legítimas preocupaciones de los inversores extranjeros… Respetamos las normas empresariales internacionales de no discriminación”, aseveró.

En su intención de proyectar un buen clima de negocios para las firmas estadunidenses, el mandatario chino afirmó que su país está preparado para reducir gran parte de las restricciones sobre la inversión extranjera, además de estimar un largo periodo de crecimiento para la nación que gobierna.

La tendencia positiva a largo plazo de la economía de su país, recalcó, no cambiará, y agregó que está consciente de los riesgos y desafíos que enfrenta la economía china, ante lo cual su gobierno adopta medidas macroeconómicas contundentes e innovadoras para enfrentarlas.

En la reunión, a la que también asistieron el presidente ejecutivo de Apple, Tim Cook, y Warren Buffet, de Berkshire Hathaway, Xi Jinping dijo tajante: “Estamos trabajando para crear un nuevo sistema económico abierto, avanzar con reformas de la gestión de inversión extranjera y reducir en gran medida las restricciones sobre inversión extranjera”.

A cambio, añadió, espera que Estados Unidos relaje sus restricciones a las exportaciones sobre productos de alta tecnología y cree un ambiente empresarial justo para los inversores chinos en la Unión Americana.

También recordó que “voté por el sí a Disney”, en alusión a su apoyo a fines de la década pasada para la construcción del Shanghai Disney Resort que abrirá en 2016.

Xi utilizó este ejemplo como una muestra de “buena voluntad” de su país con las empresas de Estados Unidos, a cuyos representantes prometió jugar limpio en inversiones y comercio.

“China se abrirá aún más al mundo exterior: sin reformas no habrá impulso, sin apertura no habrá progreso… Seguiremos construyendo un ambiente de negocios basado en el derecho; un ambiente abierto. Apoyaremos la protección de los derechos de propiedad intelectual”, reiteró.

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Temporal

Xi enfatizó asimismo que la desaceleración de la economía china es temporal: “Actualmente todas las economías enfrentan dificultades y la nuestra también está bajo presión, pero el mercado de valores chino ha alcanzado una fase en la que se recupera y ajusta por sí mismo”.

El mandatario chino descartó una nueva depreciación del yuan para sostener las exportaciones de su país. “Estamos en contra de la depreciación competitiva o de una guerra de divisas. No bajaremos la tasa de cambio del yuan para sostener las exportaciones”, se comprometió.

Xi, que vivió en Estados Unidos hace varias décadas, estuvo dos días en Seattle, Washington, donde además sostuvo encuentros con gobernadores de estados norteamericanos que mantienen un intercambio comercial o inversiones fuertes con China, así como integrantes de las propias empresas.

Acuerdos

Entre los acuerdos en materia comercial que arrojó esta visita de Estado del mandatario Xi Jinpin a la Unión Americana figura el firmado por un grupo de empresas chinas con la compañía norteamericana Boeing para la compra de 300 aviones. Xi estuvo el miércoles 23 de septiembre en la principal fábrica de Boeing en el estado de Washington.

Y pese a que no trascendió el monto del acuerdo ni el tipo de modelos involucrados, en su informe anual sobre las previsiones del mercado chino dado a conocer en agosto, Boeing aseguró que el gigante asiático tiene previsto incorporar seis mil 330 nuevos aviones por un valor de 950 mil millones de dólares a su flota comercial de aquí a 2034.

Paralelamente, la estatal Corporación de Aviación Comercial de China firmó un acuerdo con Boeing para abrir en el país asiático un “centro de terminación” dedicado a su avión de medio alcance B737, de acuerdo con la agencia estatal china Xinhua.

Según analistas, una fábrica de Boeing en China marcaría un giro en la estrategia del gigante estadunidense en el país asiático, donde su rival europeo Airbus ya tiene un centro de ensamblaje para el A320 en el puerto norteño de Tianjin y planea abrir un centro de terminación y entrega para su A330.

En opinión de analistas, con su visita de Estado a la Unión Americana, Xi intentó demostrar que es un interlocutor comercial serio y enviar a Washington el mensaje de que las empresas estadunidenses necesitan a China.

Naciones Unidas

Al concluir su visita de Estado, Xi llegó a Nueva York para asistir a una serie de conferencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por el 70 aniversario del establecimiento del organismo mundial. Ante la Asamblea General de la ONU pidió forjar un nuevo tipo de relaciones internacionales caracterizadas por la cooperación de ganar-ganar.

Al explicar la visión china sobre un nuevo tipo de relaciones internacionales, Xi sugirió que la comunidad internacional desarrolle una asociación en la cual los países se traten unos a otros como iguales, participen en consultas mutuas y busquen el entendimiento común.

Sobre temas de seguridad prometió establecer un fondo de paz y desarrollo con la ONU por mil millones de dólares para apoyar el trabajo de la organización y desarrollar la cooperación multilateral, así como establecer una fuerza para situaciones de emergencia con ocho mil efectivos y dar asistencia militar a tropas de paz en África.

Pese a liderar el país más contaminante del mundo, Xi se mostró preocupado por el medio ambiente. Propuso industrias de bajas emisiones de carbono, porque “construir una ecología sana es vital para nuestro futuro. China asumirá su responsabilidad en la reducción de emisiones”, prometió, antes de pedir a los países desarrollados que “ayuden a los países en desarrollo para cuidar el medio ambiente”.

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