La potencia de Manchette

Jean-Patrick Manchette construye personajes que sucumben ante sus debilidades. 

Redacción
Todo menos politica
Jean-Patrick Manchette
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Por: Federico González

Jean-Patrick Manchette. Caza al asesino. Anagrama. Traducción: Joaquín Jordá. 187 pp.

La novela negra está de moda. En cualquier mesa de novedades editoriales destacan al menos cinco títulos del género; la mayoría, por supuesto, prescindibles y comparables a lo que es la fastfood: usar y tirar. La proporción se extiende sin falla a todo tipo de libro, así que no es una cuestión discriminatoria.

Entre tanto papel, sin embargo, este reseñista se topa con una pieza del incorrecto francés Jean-Patrick Manchette (Marsella 1942-París 1995). Se trata de Caza al asesino, una obra escrita en 1982 y recientemente adaptada al cine por el galo Pierre Morel, con las actuaciones de Sean Penn y Javier Bardem.

La obra cuenta la historia de Terrier, un asesino profesional que tras cumplir con su último encargo decide retirarse y volver con quien es el amor de su vida. El crimen no perdona y una vez dentro no es fácil salir, de modo que todo se complica y no hay tiempo ni ocasión para redimirse.

Hasta aquí podríamos hablar de una buena y entretenida novela policiaca, nada más.

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Crimen y debilidad

Pero Manchette es más complejo. Apasionado de la cultura estadunidense, abrevó del jazz y el cine de John Ford y John Casavettes para construir una narrativa con matices e identidad única. Fue traductor del inglés al francés de novelas pulp y biografías de luminarias como Humphrey Bogart. Asimiló tan bien sus influencias, que durante los setentas se convirtió en el referente del neopolar, una suerte de movimiento que pretendió renovar la novela policiaca francesa, junto a colegas como Pierre Siniac y Thierry Jonquet. Hizo del situacionismo su bandera y privilegió los hechos sobre las atmósferas.

Radical de izquierda sumó a sus textos elementos sociales y de denuncia. En Caza al asesino, por ejemplo, bien se puede relacionar a la Compañía —instancia para la que trabaja Terrier— con la CIA en tiempos de la Guerra Fría. Hay también referencias geopolíticas a la época.

En una segunda capa de lectura Manchette construye personajes que sucumben ante sus debilidades: el protagonista, con todo y su frialdad, a la hora de eliminar al prójimo padece de disfunción eréctil y es confiado; entrega su dinero a un asesor financiero y piensa que fácilmente podrá salirse del negocio criminal.

Al margen de escenas de acción bien construidas y narradas, son los matices humanos los que enganchan y hacen diferente a su novela. Gracias a ello, poco más de 30 años después, y entre la efervescencia de la literatura negra, Caza al asesino conserva su potencia y carácter adictivo.

Otros títulos de Jean-Patrick Manchette son El asunto N’ Gustro y Nada.

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