Mutis

Un poesía emotiva y épica donde el mar dialoga con una cultura amplia e impregnada de una musicalidad.  

Redacción
Todo menos politica
Álvaro Mutis
Foto:NTX

Por: Federico González

Cuentan que un día Álvaro Mutis (1923-2013) llegó con Gabriel García Márquez y le regaló Pedro Páramo, de Juan Rulfo. “Pa’ que aprenda”, le dijo de colombiano a colombiano. Seguramente lo hizo con ese tono grave que se hiciera legendario cuando dio vida al narrador de la serie de televisión Los intocables.

En internet se le puede encontrar, con ese mismo tono grave, leyendo su poesía. Una poesía emotiva y épica donde el mar dialoga con una cultura amplia e impregnada de una musicalidad fuera de toda convención y desbordante de melancolía.

Su primer volumen de poemas apareció en 1948. Respondía al nombre de La balanza. No tardó en llamar la atención de propios y extraños. Su trabajo ganó la simpatía de gente como Octavio Paz y Luis Buñuel, quienes más tarde intercedieron para que viniera a México y lo ayudaron a salir de la cárcel de Lecumberri, de la cual fue huésped por desviar dinero en la empresa Standard Oil. El testimonio de sus días en prisión se puede leer en Diario de Lecumberri.

mutis.png

Pero si el reseñista se enganchó con Mutis fue por su narrativa: las siete historias que dan forma a Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero y que en su momento fueron compiladas en un solo volumen por Alfaguara.

La nieve del almirante, Ilona llega con la lluvia, Un bel morir, La última escala del tramp steamer, Armibar, Abdul Bashur, soñador de navíos y Tríptico de mar y tierra supusieron, o mejor dicho suponen, una auténtica travesía por los mares de la condición humana. Podría decir que abrieron la puerta para, tiempo después, ingresar a su poesía.

Acostumbrado a novelas mexicanas, casi siempre terrestres y urbanas, las de Mutis conseguían acercar la universalidad del mar a fragilidad humana. En la nostálgica Un bel morir leemos a un Maqroll venido a menos y que hace un recuento de las pérdidas cosechadas a lo largo de su vida. Después, La última escala del tramp steamer mostró a un navío que no era más que la metáfora de un hombre a punto de encallar. Ambos relatos cimbraron hasta el metatarso del reseñista.

A partir de entonces el nombre Álvaro Mutis se ligó al de agradecimiento. Más tarde llegaron otras lecturas, algunas más complejas e incluso significativas. Mutis, en muchos sentidos, supuso la puerta de entrada a ello.

alvaro1.jpg

Amén

Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos.
Al retorno de una furiosa adolescencia,
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron,
te distinguirá la muerte con su primer aviso.
Te abrirá los ojos a sus grandes aguas,
te iniciará en su constante brisa de otro mundo.
La muerte se confundirá con tus sueños
y en ellos reconocerá los signos
que antaño fuera dejando,
como un cazador que a su regreso
reconoce sus marcas en la brecha.

alvaro2.jpg