De la condición humana

Personajes frágiles y contradictorios; el narrador los despoja de cualquier valoración moral porque sabe que así trascenderán en el lector.

Redacción
Todo menos politica
De la condición humana
Foto: gaelx/Creative Commons

Por: Federico González

Julio Derbez. Citlali Bocanegra. Resistencia. 68 pp.

Una novela funciona en la medida en que nos toca: cuando provoca cuestionamientos en el lector e incide en su forma de ver las cosas, el escritor puede sentirse satisfecho. Algo hay de eso en Citlali Bocanegra.

¿Cuento largo? ¿Novela corta? Ubíquelo donde guste, al fin la clasificación no es más que una cuestión genérica. Lo importante en todo caso es el planteamiento de Julio Derbez (Ciudad de México, 1958), quien con detalle casi artesanal construye una novela íntima y humana.

La anécdota es simple, al menos en principio: Citlali, una joven estudiante de la UNAM aficionada a la literatura y por supuesto familiar lejano o lejanísimo del bate Francisco González Bocanegra, es la protagonista. A su alrededor Derbez teje un entramado que evoluciona tal y como lo hace la vida. Durante sus días universitarios hay una condición entre naif e ingenua, misma que se irá disolviendo conforme madura. En la Biblioteca Central conoce a José Osuna, un abogado con aspiraciones a trascender dentro de la política. Contraen nupcias y forman una familia. Hasta aquí el cuento de hadas.

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Ritmos

La madurez no viene sola, trae responsabilidades, dudas y complicaciones. Citlali incursiona también en el ejercicio público, primero dentro del sector cultural y después en la diplomacia. El ascenso en su carrera y el naufragio de su matrimonio van a la misma velocidad.

Llegados a este punto el propósito de Derbez es claro: contar una historia apegada al ritmo o ciclo de la vida. Sus herramientas pertenecen a universos bien conocidos por el autor. Al final casi todos sus libros suscriben una profunda reflexión sobre el poder. Primero dentro del escenario político. Segundo desde las esferas familiares.

El oficio narrativo lo lleva a saber dónde incluir un giro que trastoque la inercia y cimbre al lector sin dejar de ser fiel a un lenguaje claro y una estructura lineal. El ritmo es, por lo mismo, uno de sus atributos.

Amor, enfermedad, muerte… la vida se compone de todo esto. Derbez lo sabe y de primera mano. Sus personajes son frágiles y contradictorios; el narrador los despoja de cualquier valoración moral porque sabe que solo así trascenderán en el lector.

Su vocación le ha permitido asimilar la experiencia para traducirla en recursos narrativos. Sus novelas, sobre todo las últimas, tienen una vitalidad muy próxima a la condición humana porque destilan franqueza y no dan lugar al engaño.

Otros títulos de Julio Derbez del Pino son La fábula de Amatlán, Itinerario del intruso o para qué me sirvió el cáncer y Reencuentros.

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