Manual de supervivencia en medio del arte contemporáneo

Códigos de etiqueta y comportamiento imperantes en el medio del arte contemporáneo.

Redacción
Todo menos politica
Códigos de etiqueta y comportamiento imperantes en el medio del arte contemporáneo.
Foto: Stephanie Watson/Creative Commons

Por: Federico González

Pablo Helguera. Manual de Estilo del Arte Contemporáneo. Tumbona/Conaculta. 172 pp.

No hay disciplina sin sus códigos internos: comportamientos y maneras no visibles para todos, mas no por ello innecesarios, sobre todo cuando se quiere brillar en el área en cuestión.

Pablo Helguera (Ciudad de México, 1971), artista plástico radicado en Nueva York, toma la estafeta del legendario venezolano Manuel Antonio Carreño quien a mediados del siglo XIX hizo de su manual de buenas formas un libro de cabecera en sectores conservadores para trazar los códigos de etiqueta y comportamiento imperantes en el medio del arte contemporáneo.

Por supuesto el ejercicio de Helguera es irónico, por no decir subversivo. Ubica el campo de acción como un tablero de ajedrez donde cada actor tiene un rol perfectamente definido. El rey es el director del museo —cualquiera vale—, los alfiles son los críticos y, por supuesto, el papel de los peones corresponde a los artistas.

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Como en todo juego hay reglas, trucos y estrategias. Un paso en falso puede suponer la derrota o la expulsión irrevocable. Por separado el autor delimita objetivos y modus operandi de funcionarios, críticos, curadores, creadores y todo actor inmiscuido en el circuito.

“En los albores del modernismo los artistas trabajaban arduamente en sus estudios en completo aislamiento, sufriendo toda clase de privaciones, hasta ser descubiertos por un galerista, crítico o curador. En la era actual, aunque el sufrimiento artístico no ha desaparecido, eso se ha transformado. En lo que respecta a los artistas profesionales pocos pasan la vida en sus estudios y, en cambio, tienen una vida nómada que los hace asiduos visitantes de los aeropuertos, realizando el trabajo en sus laptop e intercambiando mails”, escribe el autor. museum01.jpg

Manual

Como podrá imaginarse el lector lo dramático del asunto no es la capacidad imaginativa de Helguera para pensar en funcionarios sin la menor idea de arte; artistas más preocupados por congraciarse con un galerista que por trabajar; críticos hambrientos de notoriedad o curadores envidiosos y dispuestos a todo con tal de ganar un espacio, sino su cercanía con la realidad.

El autor se imagina a alguien abriendo una cuenta de correo anónima para autopromocionarse; a un(a) conocido(a) usando sus atributos físicos para acceder a cierto rango o beneficio; a un compañero de oficio utilizando sus influencias para boicotear a sus adversarios…

En resumen el libro de Helguera es tan verídico que trasciende tanto al campo del divertimento como el del arte contemporáneo para convertirse en un indispensable manual para sobrevivir en el campo laboral.

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