La insignificante bomba de Corea del Norte

Ante las más de 22 mil armas nucleares existentes en el planeta, el ensayo norcoreano podría parecer insignificante.

Lucy Bravo
Columnas
 Kim Jong Un
Foto: AP

En un turbulento inicio de año, Corea del Norte cimbró a la Tierra con su más reciente prueba de armamento nuclear el pasado 6 de enero: aunque persiste gran escepticismo sobre la supuesta detonación de una bomba de hidrógeno, cuya potencia se multiplica por millares en comparación con las bombas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, este podría ser el menor de los problemas que enfrenta la comunidad internacional en la actualidad.

Mientras los reflectores se enfocaron en la más reciente provocación del líder norcoreano, Kim Jong-Un, en el desierto de Nevada un avión de combate estadunidense realizó la tercera y última prueba con una versión maquetada de la primera bomba atómica guiada con precisión, como parte del programa de más de 350 mil millones de dólares para modernizar el arsenal nuclear de EU.


Recordemos que en 2009, en un discurso que le valió el Premio Nobel de la Paz, el presidente Barack Obama se comprometió a avanzar hacia “un mundo libre de armas nucleares”… pero esto simplemente no sucedió.

De hecho, ninguno de los cinco integrantes permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU ha tomado pasos firmes para reducir el papel del armamento nuclear en sus políticas de seguridad, a pesar de sus compromisos en virtud del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares firmado en 1968.


Por el contrario, tan solo en Rusia el presupuesto de defensa aumentó 50% desde 2007, con un tercio destinado a su arsenal nuclear.

A su vez, otros países también modernizan sus arsenales nucleares: India planea ampliar su flota de submarinos nucleares, mientras que Pakistán desarrolla unos nuevos misiles de corto alcance con capacidad nuclear.

En este sentido, el más reciente ensayo norcoreano no es solo un indicio más de la continua proliferación de armas nucleares sino también de un fallido liderazgo político a nivel global.

Certeza

Oculto detrás de la ilusión del control internacional de armas yace el riesgo inminente de una carrera armamentista. La pregunta es si la reciente prueba nuclear de Corea del Norte provocará un efecto dominó en la región o si las potencias nucleares buscarán el diálogo como en el caso de Irán.

Ciertamente, no hay garantías, y la desconfianza mutua podría descarrilar las negociaciones, pero la diplomacia es la mejor opción en este momento.

Es importante recordar que el Consejo de Seguridad de la ONU ha condenado los diversos ensayos nucleares de Corea del Norte y ha impuesto sanciones multilaterales a la nación.

Una y otra vez el líder norcoreano se ha estancado en una paradoja de su propia creación: se involucra en provocaciones para obligar a otros Estados a sentarse a la mesa de negociación, pero únicamente se consolida como paria en la escena internacional.

Sin embargo, lo que el régimen norcoreano busca en realidad es evitar un destino como el de Libia o Irak en manos de EU, al probar que cuenta con una creciente capacidad e infraestructura nuclear.

Hasta ahora no se ha generado una respuesta clara de la comunidad internacional, pero lo que todas las partes tienen que recordar es que las acciones hablan más que las palabras.

Ante las más de 22 mil armas nucleares existentes en el planeta, según las cifras de la ONU, el ensayo norcoreano podría parecer insignificante pero la realidad es que vivimos en una bomba de tiempo. Mientras el futuro de Corea del Norte aún es incierto, la proliferación de armas nucleares en el mundo sigue siendo una certeza perturbadora.