En este mundo existen tantas emociones como personas que se atreven a sentirlas. Hay días en los que amanecemos felices y otros en los que quizá preferiríamos quedarnos acostados en la cama sin saber de nada ni nadie. Hay emociones placenteras y otras que desearíamos que no fueran tan duraderas. Cuando la melancolía nos abraza y decide no soltarnos, pensamos en miles de razones que nos hagan olvidarlo.
Hay emociones que nos hacen brillar y nos hacen creer que el mundo está a nuestros pies. También hay momentos en los que nos sentimos en decadencia y hasta cuestionamos cada segundo de nuestra propia existencia. Como hay emociones, también existen colores que nos ayudan a explicarlas. Un rojo nos grita pasión y un azul profundo aplaca el corazón. Un amarrillo chillante nos explica que somos brillantes y el negro silente nos remite a la oscuridad latente.
Descubrimiento
Interesantemente, científicos han descubierto que los colores afectan nuestro comportamiento y nuestras emociones a nivel subconsciente, también en una nueva investigación se ha descubierto que el color afecta nuestra manera de juzgar y percibir nuestras propias emociones en un nivel consciente, en específico los colores rojos, azules y verdes.
Walid Briki y Oliver Hue, investigadores de Qatar University y University of French West Indies estaban interesados en entender cómo los colores afectan nuestra percepción. Así que midieron tres aspectos: dominancia (sentirse en control vs sentirse controlado), excitación (sentirse calmado o exaltado) y placer (felicidad vs infelicidad). Su hipótesis sugería que el color rojo se asociaría con dominancia y excitación, el azul se asociaría con dominancia y placer mientras que el verde estaría relacionado con la excitación y el placer.
Para el estudio publicado en Applied Cognitive Psychology se analizaron a 154 estudiantes franceses de 18 a 22 años. Mediante una computadora les mostraban colores por diez segundos y medían el impacto que tenía el tono ante las tres emociones. Los resultados fueron significativos. El rojo como se pensaba, tiene el efecto más fuerte. Los participantes se sentían dominantes y exaltados después de mirarlo. Por el contrario, el azul y el verde afectaron las emociones de los estudiantes pero a menor grado.
De acuerdo con el equipo de investigadores, los hallazgos apoyan algunas estrategias para el uso de los colores en la vida cotidiana. “Si las personas quieren detonar reacciones inmediatas o llamar la atención, el rojo es útil pues lo percibimos como una señal de poder. Por el contrario, si se usa azul o verde, es probable que las personas se sientan más motivadas y desarrollen sensibilidad y confianza”, asegura Briki.
Quizá los hallazgos no parezcan tan significativos pero una vez más se demuestra el poder del color. Así que pensemos bien antes de vestirnos, compartir regalos o hacer presentaciones, pues cada color detona diversas emociones.