La maravilla natural de la ballena gris

Cada año, la ballena gris recorre de 15 mil a 20 mil kilómetros de ida y vuelta desde los mares del norte hasta Baja California Sur.

Martha Mejía
Todo menos politica
ballena gris
Foto: Semarnat

Cada año, procedentes del gélido Océano Ártico, miles de ballenas gris llegan a las cálidas aguas de Baja California Sur para cumplir con su ciclo vital: reproducirse, tener y criar a sus ballenatos.

El apareamiento y nacimiento de la ballena gris en las aguas costeras mexicanas son causa de orgullo nacional y constituyen uno de los principales atractivos turísticos del norte de nuestro país, toda vez que se trata de uno de los sucesos naturales más maravillosos en todo el planeta.

Travesía

La caza excesiva de ballenas durante el siglo XIX dio como resultado la extinción de la ballena gris en el Océano Atlántico y redujo la población mundial a un nivel crítico.

Actualmente, sin embargo, este fascinante animal sobrevive en dos poblaciones del Pacífico Norte: la población asiática se encuentra al borde de la extinción, puesto que cuenta con menos de 200 individuos, mientras que la del norte cuenta con más de 20 mil ballenas.

Esta especie tiene 50 años recuperándose, ya que durante el siglo pasado estuvo a punto de la extinción al ser codiciada por su aceite, su carne, su grasa y hasta sus huesos.

Hoy su población se estima en 20 mil ejemplares, por lo que a partir de 1978 pasó de ser una especie en peligro de extinción a tener la categoría de manejo sostenido, siendo este uno de los mejores ejemplos de conservación a nivel mundial.

Su ruta migratoria circula entre Alaska, Rusia y Baja California Sur, por lo que la cooperación de los países del norte ha sido necesaria para lograr el éxito. Sin embargo, el papel que juega México es fundamental: en nuestro país se reproducen en las lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, el área natural protegida más grande del país.

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Migración

La ballena gris realiza una de las migraciones más largas: cada año recorre de 15 mil a 20 mil kilómetros de ida y vuelta desde los fríos mares del norte hasta las cálidas aguas de Baja California Sur.

Para llegar a su destino final, las ballenas viajan esa distancia en seis meses, siguiendo una ruta paralela a la costa hasta las lagunas de la Península de Baja California para cumplir con su ciclo de vida: reproducirse, tener y criar a sus ballenatos.

Estos singulares mamíferos han encontrado en las lagunas y costas mexicanas el entorno ideal para el nacimiento y desarrollo de las primeras semanas de vida de sus ballenatos; mientras que en el fondo de los mares del norte abundan las especies que constituyen su fuente principal de alimentación, mismas que son escasas en las aguas templadas del sur.

Las ballenas que nacen en aguas nacionales se distinguen por ser la única especie de cetáceo que se mantiene siempre cercana a la costa, a una distancia máxima de 20 kilómetros de la orilla.

Pueden medir hasta 15 metros de largo y pesar 35 toneladas. La especie está adaptada para pasar la totalidad de su ciclo vital en el medio acuático. Logra sumergirse hasta profundidades de 100 metros, pero siempre debe emerger para respirar en la superficie a través de dos orificios ubicados en la parte superior de su cabeza. Su sentido más desarrollado es el de la audición y, al igual que otras ballenas, pueden comunicarse a grandes distancias mediante diferentes sonidos.

En México la ballena gris está protegida por la Norma Oficial Mexicana 059-Semarnat 2010.

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Avistamiento

El Mar de Cortés les brinda refugio seguro para la reproducción y también para lucirse ante los turistas ofreciendo uno de los espectáculos naturales más bellos del planeta, ya que muy cerca de los barcos estos animales se levantan de forma vertical fuera del agua para echar un vistazo a su alrededor, saltando con sus 40 toneladas y levantando nubes de agua con los anchos lóbulos de su cola que mueve de arriba hacia abajo para nadar.

A este movimiento se le llama “brinco de espionaje” y puede durar hasta 30 segundos.

El fenómeno atrae a miles de turistas de todas partes del mundo. La mejor época para verlas de cerca es a partir del 15 de diciembre, cuando arriban a las lagunas de San Ignacio, Ojo de Liebre y Bahía Magdalena, dentro de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, donde nacen los ballenatos.

Los meses de febrero y marzo son, en cambio, los mejores para avistar a varias madres con sus crías.

En la laguna Ojo de Liebre se ha registrado la presencia de hasta mil 992 ejemplares de ballena gris, lo que constituye una cifra récord para la presente temporada de avistamiento, que dio inicio el pasado 15 de diciembre.

El censo que realizo la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) contabilizó mil 175 ballenas adultas y 817 ballenatos.

De acuerdo con la Conanp la cifra es un indicador de que las poblaciones de ballena gris se recuperan satisfactoriamente.

Este mamífero representa también una oportunidad económica a través del turismo responsable para diversas comunidades y poblaciones localizadas a lo largo de su ruta migratoria.

Finalmente las ballenas retornan al Mar de Bering completando un viaje de ida y vuelta de más de 20 mil kilómetros para cumplir con su ciclo reproductivo y de desarrollo.

Esta es la ruta de migración más larga entre todos los mamíferos de la Tierra, un recorrido anual ininterrumpido que realizan desde tiempos inmemoriales, siendo una de las migraciones más extraordinarias de que tiene noticia la ciencia.

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Turismo

Actualmente la ballena gris sigue siendo el principal atractivo para quienes visitan esta localidad y existen diversos operadores que ofrecen recorridos para su avistamiento.

La observación de ballenas es una experiencia inolvidable. Para fortuna nuestra, al menos nueve especies de ballenas habitan en aguas mexicanas y siete de ellas tienen una presencia regular o permanente en nuestros mares.

Todas estas ballenas han sido clasificadas por la Semarnat como especies en riesgo, por lo que a fin de conservar su hábitat y no interferir con los procesos biológicos de las ballenas, los prestadores de servicios turísticos deben observar rigurosamente la norma que regula las actividades de avistamiento u observación.

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Lineamientos para proteger a la ballena gris


  • La distancia de observación de las ballenas depende de la especie y del tamaño de la embarcación: está estipulada en la norma correspondiente, pero oscila entre los 60 y los 120 metros.
  • La distancia de espera para todas las embarcaciones es de 240 metros a partir de la ballena o grupo de ballenas.
  • Las embarcaciones que se encuentren realizando la observación deben permanecer con el motor encendido en posición neutral mientras la ballena no se desplace.
  • El motor de la embarcación podrá ser apagado cuando se utilice un hidrófono para escuchar los cantos de las ballenas.
  • El acercamiento para la observación de ballenas en movimiento debe ser en línea diagonal únicamente por la parte lateral posterior.
  • Las embarcaciones deben avanzar en forma paralela al curso de desplazamiento de la ballena o grupo de ballenas.
  • En las zonas de observación autorizadas las embarcaciones pueden permanecer observando a una misma ballena o un grupo de ballenas, durante un periodo máximo de 30 minutos.
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