¿Elefantito rojo o elefantito a secas?

Ya se especula sobre los escenarios de la Convención Republicana y la manera de impedir el triunfo de Trump para lograr la candidatura.

Juan Gabriel Valencia
Columnas
Debate Republicano
Foto: AP

La semana pasada nos ocupamos de la seriedad y profesionalismo del equipo de trabajo de Donald Trump, independientemente de las cualidades y obvias carencias de un personaje desde cualquier punto de vista ridiculizable, que no es más que una fachada de sí mismo, de algo mucho más profundo y serio en donde los analistas, por principio moral y no por observación social, se equivocaron.

Una equivocación doble: una, que desde el principio de la contienda republicana Trump no sería competitivo. Falso. Encabeza las preferencias y aventaja por más de 100 delegados a su perseguidor más cercano, al senador por Texas, Ted Cruz. Segundo error, corolario del primero: imposible que Trump lograse la candidatura presidencial de ese partido para las elecciones presidenciales de noviembre próximo. Error también, puesto que al día de hoy no es solo posible sino probable que Trump consiga esa candidatura.

Sería hora de que todos los analistas dejaran a un lado sus convicciones y certezas previas y partieran de hipótesis más o menos probables en vez de arraigadas convicciones del pasado sobre el perfil y funcionamiento del sistema político norteamericano.

Falta mucho para la Convención Republicana, casi tres meses. Sin embargo, este martes 15 de marzo se realizan las primarias en los estados de Florida y Ohio, donde el ganador obtendrá el número total de delegados en disputa. Dos estados numerosos y emblemáticos.

Ya se especula sobre los escenarios de la Convención Republicana y la manera de impedir el triunfo de Trump para lograr la candidatura. Unos afirman, incluso republicanos distinguidos, que la única forma de evitarlo es que los demás contendientes declinen a favor de Ted Cruz y se llegue a una Convención con dos rivales fuertes y esa se convierta en una especie de plebiscito sobre si Trump debe ser o no. Otro error a priori.

Las plataformas de ambos son de fondo, más allá de la retórica electorera, semejantes, en tanto que la narrativa de Trump es mediáticamente más atractiva. Si de lo que se trata es lograr obstaculizar a cualquier precio la llegada de Trump a la boleta presidencial lo que deberían hacer los republicanos en junio es mantener su baraja abierta, por raquítica que esta sea, para mantener la fragmentación de votantes de ese partido que imposibilitaría que cualquiera de ellos, llámese Trump, obtenga 51% requerido para la nominación.

Eso obligaría a que en los casi tres meses restantes se mantengan formalmente en la campaña, candidatos para los cuales la obtención ahora de ese 51% es imposible, como son John Kasich, gobernador de Ohio, y Marco Rubio, senador por Florida. Si Kasich pierde Ohio y/o Rubio pierde Florida este martes la tentación de retirarse de la contienda será muy grande y eso facilitará el triunfo de Trump en un cara a cara con Ted Cruz.

Respuestas

Y lo que resta. Ya no se puede seguir jugando a lo que supuestamente a ojos vistas y por experiencia no puede ser. El mundo desarrollado no puede esperar pacientemente a que el buen sentido del país más avanzado del planeta prevalezca. ¿Qué tal si no? ¿El mundo estaría preparado a que el candidato Donald Trump ganara la elección presidencial?

Las respuestas tienen que darse y prepararse no a partir de que esa eventualidad ocurriera sino desde ahora, sobre todo en Occidente, en un conjunto de naciones inclinadas por la globalidad y la seguridad colectiva, antítesis de lo que el señor Trump representa y proclama.