El GIEI deja huella

Desde un principio el equipo buscó apoyar la idea de que el gobierno federal había estado detrás de los hechos de Iguala

Sergio Sarmiento
Columnas
Informe Ayotzinapa
Foto: NTX

El trabajo del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) no sirvió para esclarecer lo sucedido en la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 en Iguala, cuando fueron secuestrados y presuntamente asesinados 43 normalistas de Ayotzinapa: para lo que sí sirvió fue para cuestionar al gobierno federal.

Desde un principio el equipo buscó apoyar la idea de que el gobierno federal había estado detrás de los hechos de Iguala, independientemente de lo que señalaran las pruebas e indicios.

El movimiento de Ayotzinapa, basado en la escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Guerrero, ha buscado desde siempre derrocar al gobierno federal capitalista para establecer un régimen comunista.

Los muros de la escuela no tienen imágenes de Hidalgo, Morelos o Benito Juárez, sino del Che Guevara y el subcomandante Marcos, así como símbolos de la hoz y el martillo.

Los integrantes del GIEI no fueron seleccionados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por ser expertos en distintas disciplinas y ser independientes: de los cinco miembros del grupo, cuatro son abogados y uno es doctor en Sicología. Los cinco se han distinguido por su activismo en derechos humanos y su simpatía con el movimiento de Ayotzinapa.

Propósito

Debo suponer que el gobierno de Enrique Peña Nieto lo sabía, pero aun así decidió aceptar al grupo. Quizá pensaba que de esta manera se podría conocer lo sucedido en Iguala. Tal vez actuó de buena fe. O quizás el problema es un ánimo de culpabilidad que arrastran todos los gobiernos mexicanos desde el movimiento estudiantil de 1968 y los hace actuar con sentimiento de responsabilidad, aun en aquellos temas en que supuestamente no deberían tener ninguna.

La información disponible sugiere que los estudiantes fueron detenidos por policías municipales en Iguala y llevados a Cocula, donde fueron entregados a agentes locales que, a su vez, los entregaron a integrantes de la organización criminal Guerreros Unidos. Estos los ejecutaron en Cocula y los quemaron en el basurero municipal.

El problema para los líderes de Ayotzinapa era que esta versión no involucra al gobierno federal y por razones políticas es importante demostrar que el culpable de la matanza es el Estado mexicano.

De manera sistemática el GIEI negó cualquier información que avalara la hipótesis de la PGR y asumió cualquiera que señalara al gobierno federal. Negó, por ejemplo, la veracidad de los peritajes que indicaron que cuando menos algunos de los cuerpos de los estudiantes habían sido quemados en el basurero de Cocula. Afirmó que los testimonios de policías y criminales que confesaron su participación en el secuestro y homicidio de los normalistas eran inválidos por supuesta tortura. En cambio resaltó los testimonios de algunos estudiantes sobrevivientes de que hubo cuando menos un policía federal presente en los hechos, afirmación que no ha sido confirmada.

Apuntaron también a una hipótesis de que un autobús que presuntamente llevaba droga a Estados Unidos había sido la razón del ataque. El problema es que el autobús no tenía indicios de haber tenido droga y no era del tipo que realizara un viaje de larga distancia. Ni el GPS del vehículo ni el chofer confirman el viaje especial.

El GIEI, sin embargo, ha logrado cuestionar la credibilidad de toda la investigación de la PGR. Antes de retirarse de México, sus integrantes realizaron una serie de presentaciones para cuestionar a las autoridades federales. El diario The New York Times, el semanario New Yorker, el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU y el gobierno de Estados Unidos han criticado severamente al gobierno federal sobre la base de las acusaciones del GIEI. Quizás ese era el propósito desde un principio.