Mentiras de la verificación

La verificación no mide ni medirá la emisión de contaminantes que producen los vehículos

Guillermo Fárber
Columnas
Vereficentro
Foto: Cuarto Obscuro

Mi amigo el sesudo y meticuloso doctor José Luis Camba me envía este artículo que no tiene desperdicio. Aquí lo compacto, pero si quieres verlo entero ve a http://www.farberismos.com.mx/web/“Cinco precisiones sobre la verificación vehicular”. Sus cinco “precisiones” son en realidad cinco preguntas y respuestas que encueran el inmenso engaño y negociazo que el gobierno y ciertas ONG esconden detrás de ese dizque “noble” esfuerzo.

1. ¿Qué es la verificación vehicular? No es una prueba para medir la emisión de contaminantes que producen los motores. No. Es una prueba para medir la eficiencia en el consumo de un motor. Su propósito era medir la riqueza de la mezcla en una combustión. Por ejemplo, la relación entre oxígeno (comburente) y gasolina (combustible). Es decir, para saber cuál es la combinación óptima de los dos. Por cierto, que ninguno de ellos es contaminante. Estas son las variables medibles, las otras (el monóxido y los hidrocarburos) son constantes, o sea, de contraste.

2. ¿Cuándo se inventó? En 1979.

3. ¿Para qué se inventó? Para ahorrar gasolina. En aquellos años, la mayoría de los motores funcionaba con carburador. No contaban con computadoras que les ayudaran a combinar automáticamente el volumen de oxígeno y gasolina; su relación dependía de factores barométricos (altitud y temperatura). Esto impedía que se pudieran regular (en los aviones de carburador, el aire y la gasolina se pueden controlar manualmente dependiendo de estos factores —tienen dos “aceleradores”—; en los vehículos terrestres, no).

4. ¿Por qué la usamos en la Ciudad de México? Fácil, para recaudar dinero. Es un impuesto y nada más. De hecho, el impuesto ideal: los contribuyentes lo pagan pensando que ayudan (contribuyen) a mejorar el ambiente. Es una especie de penitencia por “contaminar”.

Desconocimiento


Lo que los contribuyentes no saben es que cuando su automóvil emite más oxígeno de lo normal no pasa la verificación (significa que la mezcla es demasiado rica y desperdicia oxígeno, por lo tanto consume mayor combustible); por el contrario, cuando emite más dióxido de carbono que el ideal, tampoco pasa (la mezcla es demasiado pobre y desperdicia gasolina, por lo tanto consume mayor oxígeno del necesario).

5. ¿Su endurecimiento a partir de julio ayudará a que solamente circulen los vehículos menos contaminantes? Simplemente: no. Los “contaminantes” medidos por el Factor Lambda son el oxígeno, producido por las plantas, y el dióxido de carbono, por la combustión de cualquier tipo (los animales lo producimos al respirar —una forma de combustión—). En exceso, un ser humano sometido a la verificación no la pasa (demasiado dióxido de carbono); una planta cualquiera, de las verdes, tampoco (demasiado oxígeno). En fin, que la verificación no mide ni medirá la emisión de contaminantes que producen los vehículos. Ni siquiera cuando el gobierno la “endurezca”, en el próximo mes de julio. Seguirá recaudando dinero, y mucho, que para eso la usa nuestra tan eficiente administración pública. Pero para nada más.

¿Así o más claro?