Flor Garduño, en el MPA de San Diego (I/II)

La artista abrevó y entendió perfectamente el lenguaje fotográfico y la importancia de la técnica

Masha Zepeda
Columnas
Obra de Flor Garduño
Foto: Flor Garduño

Una de las fotógrafas mexicanas más significativas contemporáneas es sin duda Flor Garduño, quien fue auxiliar de nuestro artista de la lente mayor: Manuel Álvarez Bravo, quien confió en ella y a la par de sentirse entendido en el trabajo diario se abrió de capa como artista y técnico enseñándole cómo resolvía en el laboratorio y cómo se movía en la vida como trabajador de la lente.

Flor Garduño abrevó y entendió perfectamente el lenguaje fotográfico y la importancia de la técnica, pero también supo captar la composición adecuada en el momento justo y ya con el paso del tiempo a componerla de acuerdo a sus intereses personales como fotógrafa. Es ahí donde reside su misterio y fuerza.

Flor Garduño vivió y estudió en la Ciudad de México. Luego se mudó a Suiza por largo tiempo. Allá nacieron sus dos hijos, pero desde hace poco más de un año decidió regresar a su país y eligió a Cuernavaca como sede, a sabiendas de que su trabajo la lleva a viajar prácticamente todo el año.

Justo hace dos años, en el Museo de San Ildefonso se llevó a cabo una gran exposición que daba cabal cuenta de su trabajo de una década y en su mayoría había sido trabajada en Europa, con algunas paradas en territorio nacional.

Gran conexión

La muestra resultó ser entrañable y reveladora para las nuevas generaciones. La calidez y madurez que enseñaba en cada una de las imágenes mostraron el crecimiento y seguridad de una artista sensible, fuerte y segura, porque así son las imágenes que logra y que se quedan en la mente colectiva.

Tal vez esta es una de las características que hacen único el trabajo de Flor Garduño porque logra “conectarse” con el gran público, el mismo que interpreta y se siente cómplice de sus imágenes o bien añora una etapa de su vida al ver su trabajo. Lo cierto es que la vitalidad de Garduño va de la mano con la nostalgia y los descubrimientos cotidianos y colectivos.