Batalla por las escuelas

La CNTE ha recurrido en el pasado a la violencia para mantener el control de las escuelas.

Sergio Sarmiento
Columnas
Aurelio Nuño
Foto: NTX

El primer reto ya tuvo lugar. Este jueves 19 de mayo se cumplieron cuatro días del paro nacional de maestros convocado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). El cuarto día era importante, porque la nueva ley educativa establece que los maestros que tengan cuatro faltas consecutivas sin justificación deben ser destituidos.

El paro distó mucho de ser verdaderamente nacional. Pero sí hubo un número importante de escuelas en Chiapas, Michoacán, Oaxaca y Guerrero donde los líderes del movimiento cerraron escuelas y no permitieron el acceso a maestros o alumnos. La Secretaría de Educación Pública (SEP) y las dependencias educativas locales tienen obligación legal de despedir a los maestros que no se presentaron o que no pudieron entrar a las escuelas en esos cuatro días.

El siguiente paso es contratar a nuevos maestros. La SEP dice que tiene un número suficiente de aspirantes, 26 mil, que ya han pasado el concurso de oposición. Cuenta además con otros posibles maestros, entre ellos algunos retirados pero con conocimientos y experiencia docente. Los líderes de la CNTE, sin embargo, han advertido que no permitirán a los nuevos maestros entrar a las escuelas públicas que ellos controlan.

La CNTE ha recurrido en el pasado a la violencia para mantener el control de las escuelas. Lo hemos visto en Oaxaca, donde han realizado ataques contra los maestros de la Sección 59. Las autoridades federales no pueden, sin embargo, quedarse cruzadas de brazos en caso de que los activistas de la CNTE mantengan cerradas las escuelas por la fuerza o agredan a los nuevos maestros que se presenten a dar clases.

La batalla apenas está empezando. La SEP se muestra muy confiada en que puede continuar con las clases después de destituir a miles de maestros en los estados que controla la CNTE. La duda es si hay suficientes fuerzas federales para mantener abiertas las escuelas.

Sin opción

La CNTE, hay que entender, se está jugando su misma existencia. Se encuentra en una posición similar a la que tenía el Sindicato Mexicano de Electricistas cuando el entonces presidente Felipe Calderón decretó la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. A diferencia de lo ocurrido entonces, sin embargo, los maestros podrán conservar sus plazas siempre y cuando no se ausenten cuatro días consecutivos de sus labores. Aun si tienen resultados pésimos en todas sus evaluaciones, no hay posibilidad real de dejarlos sin su sueldo hasta que se retiren y de ahí mantienen su pensión.

Para los líderes de la CNTE, sin embargo, la situación es distinta. Ellos perderían el control que han tenido siempre sobre la educación en las entidades en que operan.

Por lo pronto las cosas le han salido bien a la SEP. El paro quedó muy lejos de ser nacional. El número de escuelas sin actividades, por otra parte, fue descendiendo de manera gradual en cada uno de los días. No parecería ser ya una labor imposible contratar a un grupo suficiente de nuevos maestros para remplazar a los que se abstuvieron de acudir a clases los cuatro días.

Pero eso no significa que haya terminado la batalla. La CNTE considera que las escuelas públicas de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán son su propiedad privada. Las defenderá con todo la fuerza que tiene, que sigue siendo muy importante. Hay además muchos miles de maestros y de padres de familia que están convencidos, por razones ideológicas, de las bondades de la lucha de la CNTE.

Pienso que el gobierno federal tendrá que utilizar la fuerza pública en algún momento para recuperar las escuelas. Pero las autoridades mexicanas siempre han tenido un gran miedo de recurrir a esa fuerza pública. Ahora quizá no tengan opción.