Siete millones de muertes al año por contaminación

La emergencia de salud pública podría agravarse

Redacción
Política
Contingencia ambiental
Foto: NTX

La contaminación del aire causa cada año siete millones de muertes en todo el mundo y si no se aplican las políticas ambientales adecuadas esta “emergencia de salud pública global” podría agravarse, advirtió el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

“La Organización Mundial de la Salud detectó un aumento de 8% en los niveles globales de contaminación desde 2008. Estos datos demuestran que lo que se está haciendo no es suficiente”, explicó el jefe de la unidad de Transporte del PNUMA, Rob de Jong, en el marco de la Asamblea de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-2).

El rápido crecimiento de las zonas urbanas, sobre todo en los países en vías de desarrollo, no ha ido acompañado de una política global sobre la calidad del aire, por lo que 80% de las personas que viven en ciudades está expuesto a niveles de contaminación mucho mayores de los recomendados por la OMS.

“Los gobiernos no actúan con suficiente velocidad para influir en el mercado y modificar los hábitos de consumo a tiempo. Tecnología muy simple puede llevar a grandes cambios”, señaló el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.

Uno de los sectores más contaminantes, pero que más margen de actuación tiene, es el del transporte. Según los datos del informe Acciones en la calidad del aire, presentado hoy en la UNEA, la introducción de estándares en coches y combustibles permitiría reducir las emisiones del sector en 90 por ciento.

El estudio revela que 97 países han logrado introducir combustibles limpios para cocinas y estufas en más de 85% de sus hogares, un factor clave para reducir las muertes prematuras por la contaminación del aire en el interior de las viviendas, que solo en África se cobra la vida de 600 mil personas cada año.

Otro avance importante, aunque insuficiente, es la aprobación de incentivos para promover el uso de energías renovables en más de 80 países, lo que ha permitido que por primera vez en la historia en 2015 las renovables acapararan la mayor parte de la inversión para nuevas plantas de generación de electricidad.

El problema de muchos países es que ven la inversión en tecnologías limpias como un retraso para su desarrollo económico, cuando en realidad es lo opuesto: no actuar a tiempo o sin la suficiente contundencia tiene costos muy elevados.