Genios al volante

Llevamos casi ocho años en esta ‘recuperación’ supuestamente generada por los doctorados en economía de la FED

Guillermo Fárber
Columnas
FED
Foto: NTX

¿No son realmente geniales? Le aplicaron a la economía más inyecciones descomunales de la misma droga que la tenía enferma: deuda. Es una suerte de homeopatía al revés, supongo: no dosis microscópicas, sino dosis de caballo. Similia similibus curantur a lo bestia.

¿El exceso de deuda te tumbó en la cama? Pues tómala, aquí te va más deuda, cantidades industriales de anglotrillones de dólares fíat (sacados de la nada, respaldados por nada), tanto sobre como bajo la mesa.


¿Treinta cervezas te pusieron mareado y a punto de vomitar? Yo tengo el remedio perfecto para evitarte la cruda severa que la biología dicta inevitable, pero que la infinita sabiduría de los oligarcas decreta inaceptable: échate 100 caballitos de tequila, uno tras otro.

Eso es lo que han hecho los bancos centrales en estos últimos ocho años. Y sí, en efecto, la cruda por todos tan temida se ha logrado evitar a costa de mantener hiperebrio a un paciente de por sí ya bastante intoxicado. Aquella cruda necesaria hace ocho años se atajó a tiempo, la especulación electrónica continuó a todo trapo y los cantineros keynesianos fueron venerados por los presstitutes (Time, Newsweek, Forbes, Wall Street Journal, CNN, Bloomberg, Financial Times, etcétera) como “los salvadores de la fiesta”. Lo malo es que ahora los niveles de alcohol en la sangre del drogadicto son incomparablemente mayores y en algún punto del pasado reciente la cruda inevitable elevó su pronóstico de “depresión económica” a “colapso global”. ¿Te negaste al estallido de una granada? Bueno, pues ahora te doy a cambio una bomba H. ¡Y tú aplaudes!

¡Que se pudra!

¿Pero a quién le preocupa la salud del paciente? Lo importante era que la fiesta siguiera tras 2008 y se vendiera la mayor cantidad posible de licor. Si después el paciente entraba en coma o de plano moría, problema del paciente; el cantinero ya cobró sus tragos (comisiones, intereses, plusvalías).

“Uno de los atributos más característicos de la clase dirigente es su absoluta confianza en su propio juicio. A pesar de evidencias enormes e incontrovertibles de que son un hatajo de incompetentes, las élites dominantes se aferran a sus pistolas (literalmente) y a sus dorados privilegios. Hoy llevamos casi ocho años en esta ‘recuperación’ supuestamente generada por los doctorados en economía de la FED, a un costo de cuatro, diez o 30 anglotrillones de dólares (no hay manera de saber la cifra exacta) y podemos presumir excelentes resultados: una tasa de crecimiento económico igual a la de hace 40 años (antes de que el internet y el dinero fíat libre liberara a la economía de sus molestas ataduras terrenales), y 99% de las familias americanas tengan menos riqueza que en 2007”.

Y no me salgas con la clásica zoncera tecnocrática (mantra según ellos infalible) de que la situación “habría sido peor si no intervienen los bancos centrales”. Ya sabemos que el “habría” es el tarugativo del verbo “haber”.