Guerrilla de la CNTE

Hoy monta decenas de bloqueos al mismo tiempo con el objetivo de provocar el mayor daño posible a los ciudadanos

Sergio Sarmiento
Columnas
CNTE-bloqueos
Foto: Cuarto Oscuro

La CNTE ha llevado su guerra a la Ciudad de México y lo ha hecho con la estrategia de guerra de guerrillas que ha empleado en Oaxaca y en Chiapas. En otras palabras, en lugar de realizar marchas grandes o bloqueos multitudinarios en puntos clave, hoy monta decenas de bloqueos al mismo tiempo con el objetivo de provocar el mayor daño posible a los ciudadanos.

Aunque el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, señaló el 1 de julio que “el tiempo se ha agotado”, que “los bloqueos y las afectaciones a la ciudadanía deben terminar”, las autoridades no han podido o no han sabido cómo reaccionar ante esta nueva táctica de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Los líderes de la CNTE se han dado cuenta de que no se requieren más de 20 o 30 personas para cerrar una avenida o una carretera cuando la autoridad no tiene la voluntad para mantenerla abierta.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, afirmó este 6 de julio que la urbe no se encuentra sitiada por las manifestaciones de la CNTE. Según él la vida de la ciudad se mantiene sin afectaciones. Para los ciudadanos comunes y corrientes, sin embargo, los que tienen que utilizar las calles y avenidas para realizar actividades económicas, educativas o personales, el tránsito se ha convertido en una pesadilla. No hay certeza de si una vía estará bloqueada un día determinado. No sabe uno ya en la ciudad si podrá llegar a su destino.

Los líderes de la CNTE han descubierto también que es mejor utilizar a padres de familia y a niños para realizar estos bloqueos, para que ellos no tengan que arriesgarse. Esta colaboración se logra en algunos casos porque los padres son activistas o tienen ideologías radicales. En otros casos, sin embargo, la CNTE ha logrado apoyos tras realizar una campaña de comunicación que afirma que la reforma educativa busca privatizar la educación, cobrar colegiaturas y vender los libros de texto de primaria. En realidad la reforma no dice nada de esto, pero es parte de una estrategia para generar rechazo a la reforma y para nutrir el apoyo a la CNTE.

Fuente

El gobierno federal se ha visto obligado a regresar a mesas de negociación con la CNTE a pesar de que dice que la abrogación de la reforma educativa, que es la principal demanda de la Coordinadora, no está en la agenda ni es facultad del Poder Ejecutivo. Pero las mesas de negociación son parte de la estrategia de la CNTE: por una parte, sienta a los funcionarios a dialogar; por la otra, lleva a cabo movilizaciones que afectan a la ciudadanía y buscan generar un clamor para que el gobierno ceda y abrogue la reforma.


El gobierno, sin embargo, no puede echarse para atrás. No solo porque la educativa es la reforma más importante de este sexenio y la que realmente puede mejorar la situación de las personas más desfavorecidas, sino también porque la abrogación de la reforma más importante del sexenio señalaría una debilidad tal en el gobierno, que le impediría realizar cualquier iniciativa a partir de este momento.

La CNTE, no obstante, tampoco se puede echar para atrás. La organización se ha distinguido siempre por tener un trato de privilegio y control de las plazas magisteriales. Si pierde la posibilidad de garantizar plazas a sus activistas o de mantenerlos en la nómina gubernamental aunque no den clases o no tengan la capacidad, habrá perdido su fuente de poder. Por eso la CNTE ha declarado la guerra contra el gobierno y ha encontrado que la mejor forma de hacerlo es hacer una guerrilla contra los ciudadanos.