“El futbol, lugar donde es posible la grandeza”

“La industria ha alcanzado tal nivel de codicia, que un año no le basta para jugar todos los partidos”

Hector González
Todo menos politica
Presenta Jorge Valdano libro
Foto: Cuarto Oscuro

Pocos ex futbolistas como Jorge Valdano: quien fuera artillero de aquella selección argentina que consiguió el campeonato mundial en México 1986 despierta la admiración de todo tipo de gente y mientras transcurre la entrevista oportunistas y admiradores no tienen reparo en acercársele y pedirle una fotografía, autógrafo e incluso tarjetas.

“Una vez quise traerte para dar una conferencia en mi empresa, pero no me alcanzó”, le dice un junior.


Quien fuera ariete del Real Madrid responde: “Ojalá que la próxima vez que me busques te alcance: eso querrá decir que el negocio va mejor”.

Una vez fuera de las canchas Valdano se ha erigido en un intelectual del balompié. Lo mismo habla con Juan Villoro que narra un encuentro; lo mismo escribe un libro de estrategia empresarial que lee a Javier Marías o Fontanarrosa; su pluma, tan certera como sus tiros a gol, ha dado para más de cinco libros, siendo el más reciente Futbol: El juego infinito (Conecta), donde hace un repaso por los diferentes actores que participan en uno de los espectáculos más seductores y lucrativos del orbe.

—¿Con la globalización el futbol ganó o perdió?

—Es paradójico, porque ha incrementado la diferencia entre equipos ricos y pobres. Perdió en lo deportivo porque dejó de parecerse al lugar donde se juega. Pasolini hablaba del futbol sudamericano como la expresión de la poesía y del europeo como la expresión de la prosa. Hoy estas diferencias son inexistentes. La globalización ha hecho su trabajo y uniformizó las culturas. Messi es un jugador de origen latino, pero que se formó en el extranjero. Su juego representa a ambas regiones. El futbol ha ganado competitividad, pero ha perdido fuerza identitaria.

—Y ha perdido sentido ético también, ¿no?

—Sí. Para mí la ética y la estética tienen puntos en común: quien no respeta cierta estética futbolística se alinea al “ganar como sea” y eso ataca a la ética.

—Ya que hablamos de ética, usted participó en aquel Inglaterra vs. Argentina de México 1986. Cuando Maradona anotó con genialidad y trampa…

—Es verdad. Es curioso lo que el tiempo hace con la memoria colectiva. Aquel juego es incluso más grande que la final de la Copa del Mundo. La fuerza mitológica de los goles de Maradona pasó por encima del partido. Suelo decir con absoluta tranquilidad que fue un partido pésimo, en la seguridad de que nadie me cree. Si Maradona hubiera sacado al árbitro de su error sería menos ídolo de lo que es. Somos parte de un país donde la viveza tiene más poder que la honestidad. De todas maneras, para entender ese gol en su totalidad hay que ponerle contexto. Argentina le metió aquel gol a un país, Inglaterra, que le había ganado una guerra metiendo miles de goles con la mano a través del abuso de la fuerza. Desde ese punto de vista la parte ética queda compensada.

FBI

—Ante los recientes cambios en la FIFA, ¿podemos ser optimistas?

—Les doy el beneficio de la duda, pero no creo que aquellos que provocaron el caos lo solucionen. Los problemas de corrupción no los ha resuelto la FIFA, sino el FBI.

—Usted era de quienes creían en Platini y mire…

—Así es. Me defraudó. Creía que por ser un ex jugador podía ser un elemento de compensación. No dejaba que las grandes corporaciones tomaran decisiones; apostó por contener la intervención tecnológica y, al menos en apariencia, procuraba por la pureza del juego. Espero que en el futuro llegue un ex jugador con un sentido ético y la capacidad de compensar la fuerza del negocio.

—¿Por qué resistirse a la incorporación de la tecnología al futbol?

—Es una batalla que tengo perdida. Si hablamos en términos de justicia, es irrebatible que la tecnología es esencial pero para mí el futbol es un juego salvaje y que contenta al animal que fuimos en su tiempo. Asumo que es muy romántico pensar que el partido que se juega en una Copa del Mundo es igual al que se juega en un parque. La tecnología marcará una diferencia grandísima entre los partidos de primera y los de segunda división. A mí me gusta la idea de un futbol de clase única.

—Es un romántico del futbol…

—No creo. Tengo una buena capacidad de adaptación. No soy tan ingenuo para creer que el futbol está fuera de la sociedad y de la economía. Sigo creyendo en el futbol como uno de esos lugares donde es posible la grandeza.

Codicia

—¿Cómo entender que la Copa América coincida con la Copa Europea de Naciones?

—Como signo de un tiempo donde la industria ha alcanzado tal nivel de codicia, que un año no le basta para jugar todos los partidos. Antes no cabían dos campeonatos de esta dimensión en un mismo tiempo. Ahora solo ponen un mar de por medio.

—Alrededor del mundo los futbolistas han sabido organizarse. No es el caso de México, donde existe el draft o el pacto de caballeros. ¿A qué lo atribuye?

—No lo sé. En el mundo entero los futbolistas han creado organizaciones con cierta fuerza sindical. Ignoro por qué México ha demorado tanto. Aquí se ataca la dignidad del futbolista… quizá no han encontrado a un líder adecuado.