Deforestación

La devastación de zonas arboladas, sobre todo cuando tienen muchos años, es virtualmente irreversible

Laura Quintero
Columnas
Lourdes Valdez Cuevas
Foto: ALDF

Si consideramos que durante las últimas tres administraciones capitalinas se han tirado 56 mil 553 árboles en la CDMX para llevar a cabo obras como los segundos pisos, la Supervía Oriente, el Metrobus o el Deprimido Vehicular Insurgentes, comprenderemos a cabalidad la importancia de una agenda ecológica de políticas públicas para beneficiar a la población.

“La tala de árboles no debe ser objeto de beneficio para constructoras, porque este problema nos lleva hacia una escasez de áreas verdes. Por eso los diputados estamos a favor de un crecimiento urbano ordenado y no contra la vida ambiental de la ciudad”, dice la asambleísta Lourdes Valdez Cuevas, de Acción Nacional.


Tiene razón: el crecimiento no puede ni debe detenerse, pero tampoco se debe poner en riesgo la salud de los ciudadanos. Es deber de todos, y más de la autoridad, evitar que personas inocentes, ya sean niños o adultos mayores, pierdan la vida a causa de los elevados índices de contaminación, lo que hace urgente tomar medidas contra la contaminación.

La legisladora exige “a la titular de la Secretaría de Medio Ambiente, Tanya Müller García, que informe a los diputados de la Asamblea Legislativa el destino de 92 millones de pesos por concepto del derribo de árboles entre 2013 y 2016. Es justo conocer el destino de esos recursos, porque es mucho lo que se paga a (empresas) particulares por tirar los árboles, muchas veces sin experiencia”.


También es imperativo “conocer las bases jurídicas y técnicas con que autorizan a particulares en esta actividad y el beneficio que tiene para la ciudad, cuando estamos muriendo asfixiados por la contaminación”.

Y sin embargo, añade la integrante de la Comisión de Preservación del Medio Ambiente, Protección Ecológica y Cambio Climático en la ALDF, “se dan el lujo de autorizar el derrumbe de árboles en nuestra ciudad”.

La gravedad de los niveles de contaminación a los que ha llegado la Ciudad de México hace indispensable tomar medidas urgentes, no solo en cuanto a los contaminantes de automóviles, sino en especial de industrias que hacen caso omiso a las normas.

Recuerda la legisladora que “en el pasado periodo de sesiones el pleno avaló una serie de iniciativas en materia de desarrollo urbano, para la defensa al medio ambiente y otros aspectos, a fin de alcanzar un modelo de vida digno y ecológico entre la ciudadanía. Porque la tala de árboles ocasiona daños irreversibles”.

Es cierto. La devastación de zonas arboladas, sobre todo cuando tienen muchos años, es virtualmente irreversible: no se puede hacer crecer arbolitos de la noche a la mañana, se llevan años y con la tala nos roban esos pequeños pulmones tan necesarios para vivir. Es una lástima que todavía no se tenga conciencia de lo que representan. ¿No lo cree?...

El bolso de Laura…

Y bueno, se comenta que se agravará el problema de las fugas de agua con el recorte presupuestal, porque las tuberías han rebasado su vida útil de más de 50 años, lo que puede propiciar desperdicio puesto que, al no tener con que atender los desperfectos, se tirará el líquido hasta que haya condiciones. O mejor dicho, recursos. Lo mismo sucederá con la redes de drenaje. Se requiere invertir ocho mil millones de pesos en la red hidráulica. ¡Y no hay!... Se sabe que dio inicio la ampliación de la línea brillante… perdón, Dorada… bueno, la 12 del Metro, hacia el poniente de la ciudad. La movilidad aumentará mediante la interconexión con otros medios de transporte. Se estima trasladar a 650 mil habitantes de oriente y poniente. ¡Bienvenida! Mientras no tenga los problemas de la ya existente, ¿verdad?...