Inversión extranjera directa genera desastre urbano

La población de un pueblo pequeño tiende a crecer menos cuanto más lejos está de una ciudad

Redacción
Política
Inversión extranjera directa genera desastres urbanos
Foto: UIA

La inversión extranjera directa (IED) está generando desastres urbanos en lugares como Querétaro, Querétaro, y Silao, Guanajuato, por carecer de regulaciones que controlen el crecimiento de esas ciudades a partir de la llegada del capital, dijo Isidro Soloaga, académico del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana (UIA).


Si bien en esas localidades la IED ha generado puestos de trabajo, “lo que uno quiere”, también se están repitiendo los errores urbanísticos de la Ciudad de México, como crear barrios satélite alejados de todos los servicios y tener problemas de uso del agua; fenómenos que ya se observan en la capital queretana.

Con el fin de entender mejor esta problemática, Soloaga, especialista en desarrollo económico y desarrollo humano, comenzó a realizar la investigación Crecimiento poblacional y poblaciones secundarias en México, estudio que en su fase inicial mostró que en el país generalmente no se toman en cuenta las implicaciones que tienen las políticas públicas de una ciudad en otras poblaciones pequeñas aledañas (a 60 o 90 minutos de distancia como máximo) y con menos de 15 mil habitantes.


La investigación reveló que por lo general una localidad pequeña no tiene una sola área de influencia, tiene varias. Por ejemplo, puede estar a 90 minutos de Celaya y también a 90 minutos de Querétaro, entonces claramente estas dos ciudades van a influir de manera complementaria en la primera.

En tanto que las ciudades con una población intermedia (entre 350 mil y 500 mil habitantes) son las que más influyen de manera positiva en el crecimiento poblacional de una localidad pequeña.

En el trabajo de Soloaga ese crecimiento poblacional se considera positivo, ya que el supuesto es que conlleva mejores puestos de trabajo y mejor escolaridad para las generaciones presentes y futuras; entonces ese aumento del número de habitantes se considera deseable y se entiende como una medida de la salud de una entidad.

Por el contrario, el estudio muestra que la población de un pueblo pequeño tiende a crecer menos cuanto más lejos está de una ciudad (pequeña, mediana o grande); eso está bien si se quiere conservar prístino al campo y su paz, pero no si se pretende incrementar la educación, el empleo y la calidad de vida de los pobladores.

Pese a esa correlación entre entidades, Soloaga, responsable técnico de la Cátedra de Investigación Dinámicas Territoriales y Bienestar de la UIA, comentó que en México no existen políticas públicas regionales.

“Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación) hace política agrícola, Sedesol (Secretaría de Desarrollo Social) hace política social, Economía (Secretaría de Economía) hace política comercial. Pero no hay una política regional, cuando claramente nuestro modelo muestra que como medio de influencia en varias ciudades tengo que tomar en cuenta todo el conjunto de la población”, advirtió.

En una política regional se necesita que al pensar en esta se haga participar en ella a los actores, para que la gente se empodere. Pero el actor no puede ser solamente el gran productor agrícola o el gran industrial, sino que debe ser la gente de a pie.

Los avances del trabajo fueron presentados en el ciclo de conferencias ¿Smart cities? Herramientas para optimizar las dinámicas urbanas, de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano, y en el Seminario Permanente de Investigación del Departamento de Economía, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.